Jordi Duró. 42 años. Objeto de deseo: ‘art déco’ español de los años treinta.
La pasión por el diseño art déco español de los años treinta le llegó a este diseñador gráfico barcelonés curiosamente en EE UU. Dos décadas atrás, mientras residía allí, colaboró en un proyecto de libro sobre el tema. “Y ya no he parado”, informa Jordi Duró, cuya otra obsesión es la música: acumula vinilos. “Lo del art déco es distinto, porque tiene que ver con mi trabajo, me sirve como fuente de inspiración, creativa y lectiva”, apunta el coleccionista, que también es profesor en la Universidad Pompeu Fabra y la Escola Eina. “Esta es una afición que va más allá de lo estético y una forma de coleccionar que no es para nada completista, sino que se conforma a partir de lo que uno va encontrando”. Afirma que lo que más le atrae de este periodo concreto de la historia del diseño español es cómo, de golpe, algo tan ajeno hasta ese momento como la modernidad se tornó transversal. “El modernismo fue burgués, pero esto fue de alguna manera precursor de la universalidad de lo pop”. Su colección incluye carteles, sellos, etiquetas o packaging, todo ordenado y protegido”.