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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los piratas del hachís

La ausencia de los controles necesarios facilita la labor a los que aprovechan los alijos incautados para traficar con droga

MARCOS BALFAGÓN

Ha vuelto a suceder, aunque esta vez el golpe ha sido de peso: mil kilos de hachís; una tonelada empaquetada en 31 fardos que los ladrones se llevaron del céntrico edifico del Servicio de Aduanas de Huelva. Ocurrió en la noche del lunes, es decir, aprovechando las doce campanadas y el jolgorio general. Los pocos testigos del hurto vieron a una decena de personas que en unos pocos minutos fueron capaces de cargar con los 31 fardos y huir a bordo de un par de vehículos todo-terreno de alta gama.

Los narcotraficantes han debido de llegar a la conclusión de que es mucho más sencillo interceptar la droga cuando esta está, supuestamente, “a buen recaudo” y bien almacenada que viajar a por ella e introducirla en el país. Es, en definitiva, la estrategia del pirata. Alguno llegó a ser condecorado por la reina de Inglaterra dada su habilidad en saquear los navíos españoles cargados de la plata que los conquistadores habían extraído de tierras americanas.

Estos nuevos piratas de la droga eluden importantes problemas esperando a que los cargamentos estén convenientemente reunidos en un edificio público que, para colmo, carece de los pertinentes sistemas de seguridad. Pasma oír la afirmación de un portavoz de Aduanas sobre este último robo de Huelva. “No se ha reducido la seguridad en el edificio. Nunca ha contado con vigilantes de seguridad”. Las cámaras apostadas en rincones estratégicos no fueron suficientes para disuadir a los ladrones, que realizaron una operación impecable, propia de una trama de Misión imposible: sin violencia, sin forzar cerraduras, sin huellas...

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Parece evidente que los españoles de hoy, como los de la época de sir Francis Drake, cometen errores de bulto que facilitan la tarea al pirata. El primero es esa falta de vigilancia que tan cándidamente explicita un portavoz. El segundo error es esa costumbre de almacenar durante tanto tiempo la droga en vez de incinerarla. En los últimos cinco años, casi 1.800 kilos de droga incautada han vuelto al mercado negro. El tercer error es no controlar algo mejor a los propios guardianes. Entre las detenciones por este tipo de robos hay demasiados policías con placa.

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