Batalla comercial innecesaria

Nuestro Gobierno denunció a España, los Estados Unidos y la Unión Europea ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por poner barreras proteccionistas a exportaciones argentinas. La denuncia responde a hechos ciertos. (…) Si el Gobierno argentino tuviera antecedentes razonables en el respeto a las normas de la OMC, su denuncia hubiera seguido el camino usual. Pero la Argentina ha estado en el banquillo de los acusados casi ininterrumpidamente. (...) Ahora, la Unión Europea, junto con los Estados Unidos, México y Japón, pidieron a la OMC la creación de un panel para que se expida sobre las restricciones al comercio impuestas por la Argentina. (...) Si la UE y los países denunciantes obtuvieran un fallo favorable y Argentina persistiera en sus políticas limitativas, aquellos podrían introducir un arancel extraordinario a las importaciones de nuestro país. El daño sería mayor que el que se deriva de las limitaciones a la entrada de limones, carne bovina o biodiésel.

El Gobierno ha respondido con un escrito de la Cancillería por el que “lamenta las intempestivas, pero obviamente coordinadas, denuncias hechas contra nuestro país”. Vuelve así a la simplificación de adjudicar toda acción adversa a difusas conspiraciones de un mundo empeñado en perjudicarnos. El relato épico de una gestión revolucionaria actuando contra grandes intereses internacionales no solo está alejado de la realidad, sino que impide cualquier negociación. Si se desea que los mercados se abran a nuestras carnes, limones o biodiésel, se debe reclamar, pero, para que cumplan, previamente hay que cumplir.

Buenos Aires, 21 de diciembre.