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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De la buena estirpe

La sociedad española se vuelca con Tito Vilanova, el entrenador del Barça, en la recaída de su enfermedad

MARCOS BALFAGÓN

Tito Vilanova es de la buena estirpe de entrenadores que se parecen, en la nobleza del alma y en la paz de la palabra, a Vicente del Bosque, entre otros beneméritos deportistas que han hecho del entendimiento del contrario su modo de entender también la competición futbolística.

Hace un año tuvo un serio traspié en su salud, un cáncer. Entonces supo qué era la dificultad y aprendió de ella para ennoblecer aún más su conversación competitiva y para comprender mejor qué es la vida más allá de las trifulcas sobre árbitros u otros competidores.

Antes y después de ese momento al que Jaime Gil de Biedma identificó tan bien en uno de sus poemas (“Que la vida iba en serio…”), Vilanova se convirtió en alma del Barça que concibió Guardiola, que es de su estirpe, y luego la directiva del club azulgrana tuvo el acierto de confiarle el equipo cuando Pep decidió hacerse a un lado y descansar de temporadas tan largas y triunfales.

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Durante la sucesión hubo rumores de todo tipo, rumores que Vilanova desmintió con el silencio a veces y con el sentido común siempre. El Barça de Vilanova (y ya es de veras el Barça de Vilanova, respetuoso, cómo no, con la buena herencia recibida) se ha constituido en la sorpresa del año (¡otra vez!): ha perdido en la Liga tan solo un punto, frente al Real Madrid; ha mantenido la concepción de la belleza del juego como una seña de identidad irrenunciable y ha adiestrado a sus jugadores para que hagan lo que él y Guardiola saben que es la enseñanza de la Masía: como decía Adriano en EL PAÍS que hace su hijo en esa escuela, ahí, en la cantera, a los chicos del Barça se les enseña a respetar al contrario.

Esa máxima sencilla, el respeto por el otro, marca un estilo y marca a Vilanova. Por todo eso, por su buena estirpe, ahora que la vida le ha enviado un recado tan serio, que él ha afrontado con la serenidad que muestra también para la competición, toda la sociedad española, la del fútbol y la que vive al margen de él, se ha alzado a favor de su ánimo y le ha trasladado el abrazo que merecen su conducta y su historia. Es un luchador. Volverá a la banda.

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