A propósito de los desahucios

Me refiero al artículo Lo excepcional y lo general, relativo a la justificación del Gobierno respecto a las medidas sobre los desahucios del R.D.Ley 27/2012 y publicado en EL PAÍS el 20 de noviembre. El carácter excepcional y urgente de este asunto debería haber servido para impulsar, desde hace mucho tiempo, una reflexión más sosegada, como parece que demanda el firmante en su artículo, al señalar que los cambios en tan relevantes leyes deben ser "cuidadosamente meditados". Hubiese bastado con una resolución que dejara en suspenso cualquier procedimiento judicial iniciado y que no se permitiera la presentación de nuevos asuntos ante los tribunales hasta que dicha normativa fuera aplicable, previa discusión en el Parlamento.

No se trata de evitar el cumplimiento de obligaciones previamente asumidas. Se deben buscar soluciones a situaciones socialmente injustas respecto a un colectivo en posición de completa desigualdad contractual y procesal —hipotecados en vías de desahucio— frente a otro colectivo —bancos—, muchos actualmente deudores del Estado.

La financiación hipotecaria a particulares no es el principal riesgo de la banca, sino la exposición inmobiliaria consecuencia de decisiones empresariales erróneas. ¿De verdad cree el Gobierno, como se afirma en su artículo en EL PAÍS, que no circula el crédito por culpa de los desahuciados o que acometer la profunda —y "meditada"— regulación de su situación retrasará la salida de la crisis?— Javier Romero.