Jerez, 2.0
Por una cuestión de principio no me gusta beberlos en el clásico catavinos, cristal que los empequeñece. Prefiero tomarlos en copas mucho más amplias, las mismas que ayudan a disfrutar de los mejores albariños, de los vinos de Alsacia o de los grandes borgoñas. Aún recuerdo aquellas temporadas de finales de los 90 en las que Ferran Adrià de la mano de su gran sumiller Agustí Peris acompañaba todos los menús de El Bulli con vinos de Jerez, desde el principio hasta el final de sus largos almuerzos. Aportación trascendental en el campo de las armonías en la mesa, propia del mejor cocinero del mundo, que por aquel entonces pasó completamente inadvertida.
Luego he comprobado cómo algunos cocineros internacionales del estilo de Heston Blumental proponen vinos de Jerez para acompañar determinados platos. Y he asistido de refilón el éxito de los Sherry Bars en Inglaterra y Estados Unidos.
Sin previo aviso, acabo de recibir un estuche del CRDDO Vinos de Jerez y Manzanilla (www.sherry.org) con 6 botellitas en miniatura correspondientes a cada uno de los tipos que ampara esta Denominación de Origen.
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