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De Villota: “Ahora, con solo un ojo, quizá percibo más cosas que antes”

La piloto española concede su primera entrevista en ‘Hola’ tras el brutal accidente que estuvo a punto de segarle la vida el pasado mes de julio

De Villota, protagonista de la portada de la revista 'Hola'.
De Villota, protagonista de la portada de la revista 'Hola'.

El pasado 3 de julio, un golpe brutal mientras maniobraba con un bólido de la escudería Marussia durante una sesión de pruebas estuvo a punto de quitarle la vida. “Me acuerdo de todo, hasta del mismo momento del impacto”, admite María de Villota (Madrid, 1980) cuatro meses después en las páginas de la revista Hola. Un suceso que no ha borrado la sonrisa del rostro de la piloto madrileña, de 32 años, que mañana, jueves, comparecerá ante los medios de comunicación a las 12.00, pero que ha decidido hacer un anticipo de su terrible experiencia en la citada publicación.

De Villota posa en su casa familiar de Ribamontán al Monte, en Cantabria, junto a sus padres Emilio e Isabel. Luce el pelo corto y un parche cubre la cuenca de su ojo derecho, que perdió como consecuencia de un accidente del que todavía no se ha esclarecido su origen. Y se sincera: “Ahora que solo tengo un ojo, quizá percibo más cosas que antes. Antes, mi vida era una contrarreloj total, era una lucha contra el crono, y ahora es cuando veo que hay que parar y medir las cosas de otra forma. Ya no son las décimas del crono, sino los pequeños momentos”.

La piloto española había logrado lo que ninguna otra mujer: pilotar un fórmula 1. Aterrizó en el gran circo de la mano de Richard Branson, expropietario de Marussia y dueño del grupo Virgin. Sin embargo, aquella mañana de julio se estrelló violentamente contra un camión mientras realizaba pruebas aerodinámicas en el aeródromo de Duxford. “Justo antes del impacto, había hecho solo la primera ida y vuelta de calentamiento: el warm up”, recuerda De Villota, acompañada durante la entrevista también por su hermana Isabel.

Antes, mi vida era una contrarreloj total. Ahora es cuando veo que hay que parar y medir las cosas de otra forma"

La piloto tiene grabado a fuego el suceso. Pero, sobre todo, no olvida el tortuoso proceso de recuperación posterior, que le hizo pasar por interminables horas de quirófano. “Creía que estaba en una prueba de esfuerzo de la FIA. Pensaba que estaba en una especie de simulación y que tenía que aguantar desde el punto de vista mental. Que era una prueba de resistencia. Estaba al límite de mis fuerzas, pero sentía que debía demostrar que podía superar esa prueba. Estaba exhausta, agotada. Recuerdo además la voz de la enfermera, que decía: “¡Venga María, aguanta! Cuando desperté comencé a hablar en inglés, hasta que mi padre me dijo: “Por favor, María, habla en español que mamá se está perdiendo la mitad. Entonces empecé a darme cuenta de lo que había ocurrido”.

Traumático fue el momento en el que De Villota tuvo que mirarse por primera vez a un espejo. “Tenía 104 puntos en la cara, negros, que parecían cosidos con cuerda náutica, y había perdido el ojo derecho. Me quedé aterrada”, reconoce. Aún deberá pasar dos veces más por el quirófano. “Si este accidente me ha cambiado de alguna forma, yo, a nivel físico, no le doy demasiada importante”, explica la madrileña, que pese a la buena imagen que desprenden las imágenes de la entrevista debe lidiar con permanentes dolores de cabeza, ha perdido gusto y olfato y sufre una fatiga acusada. “Hay una pequeña desviación, un desplazamiento del cráneo, y también están atrofiados los músculos de la parte frontal de la cabeza. Independientemente, hay que hacer una reconstrucción ocular, volver a pasar por la UVI”, agrega.

Si no hubiera perdido un ojo, ya estaría otra vez subida a un fórmula. Pero, por algo lo he perdido. Algo me espera"

Su objetivo, ahora, es resolver el enigma en torno a las causas de que su bólido se desviase contra la parte trasera del camión de su equipo. “Todavía se está investigando. Mi intención es ayudar de cara al futuro, mejorar la seguridad, sobre todo, en los circuitos aerodinámicos, porque en los circuitos sí está todo muy controlado, pero en este tipo de pruebas, no”, apunta, a la vez que agradece todo el apoyo recibido y concluye: “Mi nueva vida va más allá de mis sueños, porque mi sueño era la fórmula 1 y lo conseguí: soy piloto, me siento piloto. Si no hubiera perdido un ojo, ya estaría otra vez subida a un fórmula. Pero, por algo he perdido ese ojo. Algo me espera en la vida. Estoy segura”.

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