Cuando la alta cocina desanda el camino
Mientras le escuchaba me acordaba de Pierangelini. El menú había consistido en una falsa pizza, una ensalada caprese, un carpaccio, pulpito de roca, hoja de calabacín con calamar, sepia en su tinta, raviolis, y carne de ternera a la brasa. De postre un canutillo siciliano. Platos tradicionales y modernos. Excepcionales. “Carezco de adjetivos”, volví a escribir en twiter. Cuttaia me había robado el corazón, frase que le gusta a Andoni Aduriz.
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