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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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Un respeto exquisito

Mientras Anna Tarrés quedaba desincronizada, Bisbal actuaba en el Royal Albert Hall, en Londres, convirtiéndose en la voz de los emigrantes españoles. El Julio Iglesias de la generación perdida

Boris Izaguirre
David Bisbal, durante su actuación el miércoles en el emblemático Royal Albert Hall londinense.
David Bisbal, durante su actuación el miércoles en el emblemático Royal Albert Hall londinense.GTRESONLINE

Alfredo Pérez Rubalcaba recurrió al término “respeto exquisito” como respuesta en la entrevista en el programa Hoy por hoy del pasado lunes en relación a su opinión sobre aquella primera carta electrónica del Rey. Casi al mismo tiempo, en la prensa se publicaba que con respecto a muchos temas parece existir el mismo tipo de sofisticado respeto. O silencio. Por ejemplo, existe un silencio callado pero que reverbera entre los coches oficiales, los sueldos en las televisiones públicas, la asignación de 3.000 euros anuales de taxis para los diputados hasta llegar flotando al nombramiento de una sucesora para Anna Tarrés en el equipo olímpico de natación sincronizada. Ese respeto exquisito parece definir a los políticos de un país de malentendidos mil y ambigüedad calculada, como también ha dicho el señor Rubalcaba de la postura política del señor Mas, olvidándose de mencionar cuándo le dará al PSOE lo que el partido, entre otras cosas, necesita: un flotador.

El tema de la sucesión nunca es tarea fácil, y la de Tarrés ha salpicado un verano de éxitos olímpicos con los primeros barros del otoño. ¿Qué pudo haber hecho tan mal para que después de conseguir las medallas en Londres 2012, se la destituya con un “no te renovamos y te vas”? No queda claro pero huele mucho a cloro. Hay algo más en el fondo de esa piscina. Según algunas de las exnadadoras de esta modalidad, Tarrés era fulminante, cuando no te gritaba te acercaba un ansiolítico y era partidaria de los cortes de pelo a lo bestia. Una mezcla de Rudolf Nureyev y Mourinho, perfeccionista y no siempre de maneras exquisitas. ¿Han despedido a Mourinho por agredir a otro entrenador? La perfección implica sacrificio, lo que le ha dado a este tema deportivo un perfil que recuerda los peores momentos de Cisne negro, donde Natalie Portman se volvía loca hasta el ridículo en busca de esa pirueta ideal.

Esta semana 15 nadadoras firmaron una carta donde Tarrés quedaba desincronizada. Ahora tanto Gemma Mengual como la sucesora, Andrea Fuentes, han nadado entre aguas turbulentas hasta la orilla proclamando que “lo mejor de uno sale al llegar al límite”. ¡Una frase que debió encender el puro que Rajoy saboreó frente al Radio City Music Hall! Hasta todo este embrollo, la natación sincronizada era una disciplina casi en exclusiva de naciones de fuerte tradición autoritaria como China o Rusia. Tarrés consiguió con gritos, poco respeto exquisito y mucho esfuerzo, colocarnos en el bronce y la plata. De no ser nadie en el mundo de la natación sincronizada pasamos a ser tercera potencia. ¡Por un momento fuimos novena potencia económica y tercera de la natación sincronizada!

En las palabras de Tarrés: “Lo importante es la duplicidad, que cada mano haga lo mismo que la de la compañera. Que las caras giren al mismo tiempo”

En el fondo ese llegar al límite para convertirnos en líderes nos ha dejado casi ahogados por protestas, intereses comeimpuestos y cargas policiales. Y con La Voz afianzándose como el programa salvavidas en televisión. David Bisbal, uno de los coaches del programa, actuó el miércoles en el Royal Albert Hall, en Londres. Cuando Bisbal surgió en Operación Triunfo, los veinteañeros que hoy salen de España para encontrar trabajo vivían en un país donde todo eran triunfos. Ahora se ven obligados a instalarse en el clima londinense. Esa voz de Bisbal les sirve de guía para seguir creyendo en alcanzar un sueño. En su recital se observaron las peculiaridades de los españoles como inmigrantes. Igual que los japoneses en los años noventa, los españoles lo fotografiamos todo. A los famosos, las butacas, el jamón. Entre canción y canción aprovechan para desahogarse en nuestro idioma y criticar lo mal que se mueven sus parejas inglesas, que acuden medio obligadas para facilitar la integración. Bisbal, folclórico, proclama su amor por la unidad latina. “Me alegra ver banderas, de mi Andalucía, de mi España y de Latinoamérica”. Bisbal se ha convertido en la voz de los emigrantes españoles. El Julio Iglesias de la generación perdida.

Aunque se perdiera un momento en Andorra, Arantxa Sánchez Vicario siempre ha sido nuestra y sus medallas también. De mucho silencio exquisito cuando quiere y retumbe de tambores de guerra cuando lo necesita. Como una señora barcelonesa. Ahora litiga a sus padres un piso de 200 metros cuadrados en plena capital. Si la disgregación de España y Catalunya coincide con el juicio, ¿cómo debemos valorar este conflictivo inmueble? Pero Barcelona es más que un inmueble, también es un puerto en donde se han paseado todos juntos en un bus: el Rey, el president, el alcalde y los empresarios chinos en busca de negocios.

Hoy casarse también implica un bus, quizás por eso haya tantos candidatos presidenciales solteros. Desde Alberto Núñez Feijóo, el candidato a la Xunta de Galicia, que la exhibe con orgullo ahora que Manuel Fraga no está, hasta Hugo Chávez y su opositor Capriles Radonski, ambos solteros de petróleo. Se ve que es otro de los cambios que ofrece la crisis: la soltería ya no tiene coste electoral.

En las palabras de Tarrés: “Lo importante es la duplicidad, que cada mano haga lo mismo que la de la compañera. Que las caras giren al mismo tiempo”. Ahora nos hemos dado cuenta de que conseguir ese perfecto y exquisito juego de ritmos y silencios cuesta más de un grito o más de un ansiolítico y también nos hemos dado cuenta de que si nuestros políticos tuvieran algo más de deportistas al menos se notaría el esfuerzo.

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