Nepal prohíbe emigrar a sus jóvenes... ¿para protegerlas?
Prohibir para proteger, parece ser la nueva máxima del Gobierno de Nepal. El país, con un 30% de desempleo, ha prohibido a las mujeres menores de 30 años emigrar en busca de trabajo al Golfo Pérsico. La medida pretende evitar que las jóvenes, que habitualmente trabajan como empleadas del hogar, sufran de abusos y malos tratos en lugares como Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos o Qatar. La "solución" propuesta por el Ejecutivo, sin embargo, ha sido recibida por la comunidad internacional como un retroceso en los derechos de la mujer.
Hasta hace dos años existía en el país del Himalaya una norma que negaba a las mujeres la posibilidad de trabajar en cualquier país de Oriente Medio. La ley, que estuvo vigente durante 12 años, fue abolida después de que una nepalesa se suicidara en Kuwait, abrumada por los abusos de su empleador. Han pasado dos años desde el fin de ese veto, y las autoridades vuelven a creen que prohibir es proteger.
"El Gobierno tomó la medida con la premisa de que las mujeres maduras son más conscientes de los riesgos que afrontan como empleadas del hogar", argumentó el director general del departamento nepalés de Trabajo Exterior Purna Chandra Bhattarai a la Agencia Efe.
La coordinadora en Nepal de la UNIFEM Sharu Joshi Shrestha lo ve de otra manera: "Nos hallamos ante un tipo de restricción, en lugar de una medida para defender a la mujer".Shrestha sostiene que la situación cambiaría si es que Nepal mejorase las oportunidades de empleo a las que pueden acceder esas mujeres en su propio país.
Algunas estimaciones aseguran que en la actualidad existen unas 57.000 empleadas domésticas nepalesas en el Golfo Pérsico. Las agrupaciones de derechos humanos consideran que en realidad son muchas más, ya que la mayoría de ellas están contratadas de manera ilegal.Lo preocupante es lo que revela las Naciones Unidas: entre 2010 y 2011, unas 2.200 nepalesas debieron ser recatadas desde países del Golfo por su precaria situación.
"Las trabajadoras domésticas son habitualmente golpeadas, se les arroja agua hirviendo, se les quema con planchas y padecen violaciones", aseguró Manju Gurung, representante de una ONG en Nepal a Efe.Gurung explicó que estas empleadas del hogar, quienes en la mayoría de los casos desconocen el idioma del país en que se encuentran, afrontan unas jornadas de trabajo de entre 18 y 20 horas.Los abusos son evidentes y por eso se entiende la intención del Gobierno de Nepal. La intención, más no la medida.
"Nepal está en lo correcto al preocupase de la migración de las trabajadoras domésticas, pero imponer una prohibición a las menores de 30 años de viajar al Golfo no resuelve el problema y, por el contrario, discrimina a las mujeres jóvenes", señaló Nisha Varia, investigadora de derechos de la mujer en Human Rights Watch.
"Una estrategia mejor sería la de terminar con las prácticas abusivas en los procesos de selección de trabajo en Nepal, asegurarse de que las mujeres que salen del país lo hagan con un contrato de trabajo en mano y equipar las embajadas para dar una pronta respuesta a quienes denuncien abusos", plantea Varia.
La organización pro derechos humanos argumenta que la legislación laboral en el Golfo excluye el trabajo doméstico de lasprotecciones básicas garantizadas, como el derecho a descanso un día a la semana, el límite de horas de trabajo durante la jornada y la compensación en caso de accidentes de trabajo.
Aun así, considera que la prohibición de salir de Nepal solo redundará en una aumento de la migración ilegal hacia tales países, lo que dejará a las mujeres nepalesas todavía más expuestas a casos de explotación y de tráfico. En definitiva, con la norma del Gobierno de Nepal, las mujeres perderán libertades y seguridad. Prohibir, para no proteger.
Foto: AP
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.