En busca del 'Mokèle-mbèmbé', el gusano gigante del Gobi y otros monstruos
Fotograma de la tercera entrega de Jurassic Park, de Steven Spielberg. Pitas, pitas, pitas...
Pat Spain, biólogo y explorador de National Geographic, se dedica a viajar por todo el mundo en busca de criaturas míticas, hablando con las personas que dicen haberlas visto, rastreando las leyendas locales e intentando separar los hechos de la ficción.
El biólogo y explorador Pat Spain jugando al escondite con el Mokèle-mbèmbé en el Congo. National Geographic
Sus pesquisas le han llevado hasta las selvas del Congo, en África central, en busca del Mokèle-mbèmbé (en lingala, "el que detiene los ríos"), un supuesto dinosaurio saurópodo, según la descripción de los pigmeos que viven en la zona.
Pat Spain, fotografiado delante del esqueleto fósil de un saurópodo. / National Geographic
Hasta el desierto del Gobi tras las huellas del Olghoï-Khorkhoï, el Gusano de la Muerte de Mongolia, una enorme lombriz que vive en sus dunas, dicen. Como los que aparecen en la novela de Frank Herbert Dune.
Uno de los gusanos de arena del planeta Arrakis que diseñó el artista suizo H.R.Giger para la versión de Dune que preparaba en 1976 el director Alejandro Jodorowsky (no se llegó a producir).
También ha viajado a Sudamérica en pos de la sombra del Mapinguari, un perezoso gigante, similar al extinto megaterio, que aún vive en las leyendas de varias tribus amazónicas. Puede parecer una chifladura, pero algunos animales considerados mitológicos al final han resultado ser reales.
Pat Spain, junto a una representación del mítico Mapinguari de las tribus amazónicas. / National Geographic
A mí también me gustan los monstruos. Y no me refiero al que acapara estos días los titulares de los periódicos, que maldita la gracia que tiene. Hablo de esos seres legendarios que desde tiempos inmemoriales alimentan mitos, fantasías, sueños y pesadillas. Como el melancólico gorila King Kong.
O como los dinosaurios que se querían zampar a Raquel Welch en la película Hace un millón de años. Ñam, ñam.
Cartel de la película Hace un millón de años, de Don Chaffey, un clásico de 1966 con mucha chicha.
Uno de mis monstruos favoritos es el dragón de la isla de Komodo, en Indonesia. Las leyendas acerca de feroces dragones que circulaban sobre esta remota isla al este de Java que funcionaba como prisión se hicieron realidad en 1911, cuando la Administración colonial holandesa envió una expedición para comprobar la veracidad de tales rumores y descubrió unos monstruosos lagartos carnívoros que se comían a los presos. Estas criaturas asombrosas son unos terribles depredadores capaces de zamparse un búfalo, un cerdo o a una persona. Las víctimas más famosas del ataque de un dragón de Komodo son el barón suizo Rudolf von Reding Biberegg y Phil Bronstein, el ex marido de la actriz Sharon Stone. El primero fue devorado enterito por los lagartos en 1974 (solo quedaron su cámara, el sombrero y un zapato), durante una expedición a la isla; el segundo casi pierde un pie durante una visita privada al recinto de los lagartos en el zoo de Los Ángeles.
El fósil viviente más famoso es el celacanto. Habitó los mares en pleno apogeo de los dinosaurios y se creía extinguido hace 80 millones de años. Hasta que en 1938 un ejemplar vivo fue pescado en la desembocadura del río Chalumna, en Sudáfrica. Posteriormente, otra especie de celacanto fue descubierta (en 1998) por el biólogo americano Mark Erdmann en una pescadería de Indonesia.
El celacanto, un pez de la época de los dinosaurios que se creía extinto. / Wikimedia
Otra reliquia antediluviana es el tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus), un escualo muy primitivo con dientes en sierra que vive a grandes profundidades y puede alcanzar los cuatro metros. El de la foto de abajo se encontró en las costas de Japón.
Fotografía del tiburón anguila publicada en el reportaje de El País Semanal Siete enigmas de los mares.
El calamar gigante (Architeuthis), el Kraken de las leyendas escandinavas, también es real. Puede superar los 18 metros y más de una tonelada de peso, lo que le convierte en el invertebrado más grande del planeta. Es también uno de los animales marinos más escurridizos: hasta diciembre de 2006, no se consiguió filmar uno vivo. Debajo se puede ver un vídeo de YouTube.
Al escritor británico de novelas de misterio Edgar Wallace se debe la
paternidad de uno de los monstruos más entrañables del cine fantástico:
el gigantesco, melancólico gorila King-Kong, inspirado por los restos fósiles de Gigantopithecus (un simio gigante que se extinguió hace 300.000 años) hallados en Sumatra y otros lugares de Asia, y por los grandes gorilas de montaña que viven en los montes Virunga, en
África Central, una cadena de volcanes que se extiende entre la
República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda.
En 2008, una expedición del Museo Nacional de Historia Natural de París encontró en el desierto costero de Pisco, a unos 300 kilómetros al sur de Lima (Perú), los restos de un monstruoso cachalote (unos 17 metros) al que bautizaron como Leviathan melvillei, en honor Herman Mellville, el autor de Moby Dick. La terrible criatura vivió durante el Mioceno, compartiendo el dominio de los mares con el Carcharodon megalodon, un escualo prehistórico que alcanzaba los 16 metros de largo y podía pesar 30 veces más que el actual tiburón blanco.
No hace falta viajar atrás en el tiempo para ver monstruos antediluvianos: desde noviembre hasta abril, en la península mexicana de Baja California se pueden ver juntos dos de los mayores seres vivos que han existido nunca en este planeta: la ballena gris (15 metros de largo y 40 toneladas de peso) y el tiburón ballena, de hasta 17 metros, el mayor pez que existe (es inofensivo). Con suerte, también la gran ballena azul, el animal más grande del planeta, con hasta 26 metros de longitud.
Y a ti, ¿te dan miedo los monstruos?
http://www.facebook.com/isidoro.merino
@merinoisidoro
http://www.facebook.com/isidoro.merino
@merinoisidoro
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.