No a los recortes en la atención a la dependencia

Esta entrada ha sido escrita por Enrique Rivas, portavoz de la Plataforma Ley de Dependencia en Castilla -La Mancha, con la colaboración de Daniel Jiménez, de Noticias Positivas.

Una gran mayoría de las personas dependientes padecen graves problemas de salud o enfermedades crónicas, por lo que cualquier recorte en sanidad, farmacia o en la propia Ley de Dependencia las pueden sumergir en el más negro y profundo de los pozos. Podría poner muchos ejemplos de ello, más si cabe viviendo en Castilla-La Mancha, región que, sin duda alguna, es el laboratorio experimental del Gobierno de la Nación.

Pero me voy a detener en el de un gran amigo y compañero llamado Teo, una persona en situación de dependencia y con dos niños también dependientes. Él, aparte de esta situación de dependencia, provocada por una parálisis progresiva de las piernas, padece un cáncer. Además, recientemente le detectaron otro grave problema: no tiene pulso en la femoral derecha, motivo por el que le mandaron de manera urgente al especialista. Hay que tener en cuenta que la arteria femoral, entre otras cosas, es la que bombea sangre al corazón, y por tanto, esta ausencia de pulso puede significar que la sangre no está siendo bombeada.

Su sorpresa llegó cuando esta urgencia, gracias al libro de citas de la señora Cospedal y el señor Echániz, actual consejero de Sanidad, pasaba a ser atendida el 23 de septiembre del 2013, fecha para la que aún queda más de un año. Afortunadamente, Teo se encontró con la humanidad de un cirujano que decidió atenderle antes de la cita señalada, y en estos momentos ya le están sometiendo a distintas pruebas. Tengo que decir, muy a mi pesar, que esta familia ya ha hablado de suicidio, porque gracias a los recortes habidos en sanidad y en la propia Ley de Dependencia, se pueden ver abocados a una exclusión social sin precedentes. Lo cual, según mi gran amigo, no va a consentir, porque prefiere morir de pie que vivir de rodillas, aunque ello le cueste su vida y la de sus hijos.

Mi ignorancia ante esta situación y las que lamentablemente se van a seguir produciendo, solo me hace llegar a dos conclusiones (sin contar, claro está, la repugnancia que me producen las personas que adoptan estaclase de medidas para la sociedad, pero nunca para ellas mismas). La primera es si me perdí algún capítulo de aquella famosa serie donde un libro desvelaba la mayor de las sabidurías, “el libro gordo de Petete”, puesto que algunos de nuestros políticos parecen saber más que los profesionales sanitarios, por lo que se creen en la condición de diagnosticar y fijar las fechas para atender a los pacientes. Todo ello, gracias al despido de profesionales, cierre de plantas de hospitales y ataque contra las urgencias.

La segunda de mis conclusiones, no mejor que la primera, pasa por el pensamiento de que las personas no productivas, al menos así las deben considerar estos personajes, simplemente sobran, por lo que no hay mejor manera de acabar con ellas que quitándolas algo tan necesario como es... “la sanidad pública”.