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Los altos directivos toman el control de las flotas

Aumenta el interés por los vehículos compartidos y desciende el de los eléctricos

Las flotas de vehículos es el tercer coste en importancia para las empresas, después de los laborales y los informáticos. No es de extrañar por tanto que ante la situación económica en que nos encontramos sean los propios directivos los que hayan decidido “arremangarse” y gestionarlo directamente. Esa es una de las conclusiones de la quinta edición del Barómetro del Vehículo de Empresa que realiza anualmente Arval, la compañía de renting del Grupo BNP Paribas y supone también un acercamiento a la media europea que se sitúa en el 80%.

Sin embargo, a diferencia de las empresas europeas, que tienen previsto aumentar su flota un 4% este año, los directivos españoles calculan que disminuirá un 2%, la primera reducción en los cuatro años de crisis económica. Según el director del Barómetro, Alejandro Madrigal, en la actualidad, el parque de vehículos de empresas en es de 1,5 millones, de los que casi la tercera parte se encuentran en régimen de renting. Una actividad a la que todavía se muestran reacias las pequeñas y medianas empresas y que puede suponer un 25% de ahorro frente a otro tipo de alquileres como el leasing.

Se prevé aumentar hasta el 60% del total los coches destinados a fines comerciales

Los resultados de esta edición del Barómetro señalan también que los directivos tienen previsto aumentar hasta el 60% del total los coches destinados a fines comerciales, lo que supone una subida de cuatro puntos respecto a 2011, al mismo tiempo que esperan reducir a la mitad -2%- los vehículos como incentivo.

Según Madrigal, hay que destacar también el auge de las nuevas fórmulas para compartir vehículos tratando de gestionar la flota de una manera más eficiente. Así, el car pooling, con el que los coches se utilizan bajo demanda de los empleados, según un plan de reservas, se ha multiplicado por ocho y alcanza ya el 31% de las compañías con flota, frente al 4% del año pasado.

En la otra cara de la moneda, se muestra el desencanto de los directivos con los coches eléctricos, que se manifiesta en un descenso del 58% en cuanto a su intención de uso. Sólo dos de cada diez, identifican algún área de su actividad en la que estaría justificado su uso. “De las 50.000 matriculaciones de eléctricos previstas para este año, únicamente se han matriculado 196 hasta mayo, lo cual denota una clara falta de demanda real, evidenciando que el protagonismo que se confirió años atrás a esta nueva tecnología para cubrir las necesidades básicas está por llegar,” señala Madrigal.

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