Un punto ácido y picante
Confieso que me apasiona la cocina mexicana, segunda del mundo en número de salsas tradicionales (moles y pipianes) después de la china, cuyos sabores están tan influidos por la inacabable familia de los chiles (chipotle, jalapeño, pasilla, guajillo, de árbol, mulato), esos pimientos secos o frescos que determinan el sabor de sus recetas.
Me refiero a la auténtica cocina popular y en ningún caso al aberrante tex-mex, a los vulgares nachos con queso, los burritos, y la nefasta comida rápida que tanto perjudica su imagen.
Tan solo una cosa me frustra de esta gran cocina. Ni siquiera después de haber viajado varias veces a México y de tener redactado un glosario de uso personal con más de 70 términos, soy capaz de interpretar con claridad los libros de cocina mexicanos.
Poco antes de comenzar el menú degustación (42 euros por persona) ya habíamos avistado a una cocinera moldeando tortillas de maíz en un rincón de la sala. Buen presagio. Nada más empezar, un camarero se aproximó con un carrito y un molcajete en el que nos preparó un guacamole magnífico.
Todos los platos mexicanos son a la vez ácidos y picantes (picosos) Justo en esa dualidad reside una de las claves gastronómicas de esta cocina, que en su país de origen ha enfilado el camino de la modernidad de la mano de un rutilante grupo de profesionales. En la lista de los que primero vienen a mi recuerdo, Patricia Quintana, Monica Patiño, Marta Ortíz, Enrique Olvera, Ricardo Muñoz Zuriza, Bricio Domínguez y un larguísimo etcétera.
De momento me limito a enumerar los platos de un menú que resultó excelente. La crítica la publicaré en papel como es mi costumbre.
Menú nueva tradición mexicana
Quesadilla de flor de Jamaica en tortilla de maíz morado a la salsa costeña de chile de árbol
Quesadilla de huitlacoche (hongo del maíz) con epazote en tortilla de maíz morado
Panucho de cochinita pibil. X´nipek de cebollita morada y chile habanero
Taco de chorizo verde con aguacate y queso a la salsa martajada de chiles toreados
Pargo zarandeado a la brasa con pico de gallo de piña.
Mixiote de cordero con nopales asados, habitas tiernas y tomate tatemado
Cosas tan singulares como los escamoles o huevos de hormiga (caviar mexicano); los gusanos del maguey, que se deshidratan y se convierten en bocaditos (antojitos) o intervienen salsas, y los famosos chapulines, diminutos saltamontes que se ingieren después de fritos.
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