Obama ‘legaliza’ la unión Hollande-Trierweiler
La pareja del presidente francés, una primera dama más en la cumbre del G8
Cuando se pensaba que la salida de Carla Bruni del Elíseo dejaría por un tiempo sin titulares jugosos las crónicas sociales de las cumbres internacionales a las que asisten las primeras damas entra en escena Valerie Trierweiler, la compañera del flamante presidente de Francia, François Hollande. Ver a la prensa estadounidense hacer juegos malabares con el diccionario para evitar la palabra esposa y poder así referirse a la mujer que comparte vida con el recién elegido mandatario socialista francés ha sido, sencillamente, apasionante. La CNN optó por “novia”. “Cónyuge”; “compañera”; “pareja” e incluso “socia” han sido otros de los términos empleados para manejar el hecho de que Hollande, 57 años, y Trierweiler, 47, no tengan papeles, ni civiles ni eclesiásticos, que certifiquen que son marido y mujer. “¿Un presidente no casado? ¡Sacre bleu! (¡Santo Dios!)”, escribía USA Today.
Ante la llegada el pasado viernes a Washington de Trierweiler acompañando a su socio a la cumbre del G8, la Casa Blanca se vio forzada a emitir un comunicado. “La señora Trierweiler fue invitada a participar en todos los programas de los cónyuges [de los líderes], tanto en Chicago [en la cumbre de la OTAN] como en la cumbre del G8”. “Nos complace recibirla en Estados Unidos”, puntualizaba el escrito. El hecho de que no esté casada no era un problema de protocolo, se apresuró a expresar una portavoz de la presidencia. “No hay ninguna regla escrita sobre cómo se manejan estos temas”, dijo a la agencia France Presse Caitlin Hayden, portavoz de la secretaría social de Obama en referencia al protocolo de una pareja presidencial no casada.
El sábado era el día en que Trierweiler —dos veces divorciada pero que mantiene el apellido de su segundo marido y madre de tres hijos adolescente— debía enfrentarse a las cámaras. “La primera dama no casada de Francia calzó vertiginosos tacones para el paseo por la Casa Blanca”, informaba una agencia, que añadía que, incluso así, Michelle Obama seguía siendo la más alta de las cónyuges, a pesar de su zapato plano. Por supuesto, nadie osa comparar alturas con el hombre invisible, el marido de Angela Merkel, Joachim Sauer, único cónyuge masculino en la cumbre.
Trierweiler, periodista que mantiene que no abandonará su profesión pese al peaje que deberá de pagar a partir de ahora, no solo se mide con el fantasma estilístico de su predecesora Carla Bruni sino que supuestamente siente inseguridad por el papel que la anterior compañera —durante 30 años— de Hollande y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal, juega todavía en la vida del nuevo presidente de Francia. “Ségolène Royal es objeto todavía de unos profundos e irracionales celos”, escribe L´Express.
¿Se casarán? Hollande-Trierweiler cuando tengan que visitar Arabia Saudí, país integrista donde los haya. “Francamente, ese es un tema que no me inquieta en absoluto”, ha declarado la periodista. “La cuestión del matrimonio es, ante todo, un aspecto de nuestra vida privada”.
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