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A los 'yay@flautas' madrileños les sobran los motivos para manifestarse

Los mayores indignados conmemoran el primer aniversario del 15-M y comparten sus inquietudes y experiencias con los más jóvenes

Vídeo: B.Borges, P.Casado

Con chalecos reflectantes, los yay@flautas se hacían notar en la Puerta del Sol durante la conmemoración del aniversario del 15-M. Circulaban sin prisa, sonrientes. Discutían la situación económica, opinaban sobre política, recordaban momentos de su pasado, de cuando eran jóvenes y les sobraba energía para manifestarse. Ahora no es que no les falten motivos, sino que la edad les ha reducido el paso. Sin embargo, allí estaban, bajo el sol, ajustando pancartas, abanicándose en las asambleas, sentándose en sillas improvisadas alrededor de la mesa que recogía firmas para la recuperación de las pensiónes de los jubilados, congeladas en 2011.

Los yay@flautas no son lo mismo que los Veteranos del 15-M, que organizan recogidas de firmas por las pensiones. Sin embargo, las reinvidicaciones de ambos grupos de ancianos son las mismas. "Indudablemente el 15-M es una referencia, porque lo que busca es una regeneración democrática profunda, hacerla más participativa, horizontal, que realmente trabaje los problemas que atañen a la gente ", explica el yayoflauta Ovidio Gustillo, que se identificó con el movimiento cuando supo de los yayos de Barcelona, que desde febrero manifiestan su desacuerdo con las medidas del Gobierno ocupando edificios públicos.

"No estamos de acuerdo con la manera que este Gobierno está intentando solucionar la crisis. No estamos de acuerdo en que hagan recortes en Sanidad, en Educación, en Justicia. Van a quitar la ley del aborto, vamos para atrás, como los cangrejos. Estamos perdiendo Los derechos que hemos adquirido, que nos ha costado tanto trabajo conquistar...", lamenta la recién jubilada yaya Pilar Goitre. La historia vivida por los yayos les da argumentos irrefutables. Casi todos tienen un pasado de movilización política y el nombre de Franco sale de sus bocas en cualquier conversación. La indignación de aquel entonces, en una situación con menos libertades civiles, vuelve a la superficie enseguida. Una espina clavada en estos tiempos no arrancada que les da un motivo más para unirse al movimiento 15-M.

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