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El heredero de L’Oréal lo tiene todo

A sus 25 años, Jean-Victor Meyers está listo para tomar el relevo de su abuela

Jean-Victor Meyers junto a su abuela, Liliane Bettencourt
Jean-Victor Meyers junto a su abuela, Liliane BettencourtCORDON PRESS

Con apenas 25 años, un joven atractivo con buenos modales y sentido del humor, Jean-Victor Meyers, es el heredero de la segunda fortuna de Francia. Se trata del nieto de la propietaria de L'Oréal, Liliane Bettencourt, de la que acaba de tomar el relevo en el consejo de administración del imperio cosmético. Se convierte así en el administrador de menor edad del CAC-40, el valor de referencia de la bolsa de París. Tiene el mérito de haber sobrevivido sin tomar partido y manteniendo una estrecha relación con todas las partes en la guerra mediática y judicial entre su madre, Françoise-Marie Bettencourt, y su abuela. Una cercanía por la que la justicia le ha atribuido la tutela de la anciana de 89 años a finales del año pasado, tras concluir que ésta sufría un inicio de Alzheimer.

“Esta es una empresa que forma parte de mi vida”, comentó Jean-Victor Meyers durante la asamblea general de L'Oréal que el 17 de abril validó con el 97,6% de los votos a favor su entrada en el consejo de administración por un mandato de cuatro años. La familia, principal accionista del grupo (el 30,90%), dispone de tres puestos en el consejo: los otros dos están ocupados por su padres, Françoise Meyers-Bettencourt y Jean-Pierre Meyers. El joven entrante tiene consigna de votar en la misma dirección que el clan familiar, como siempre ha sido tradición.

La aprobación del nombramiento de Jean-Victor Meyers marcó la presentación al público del joven heredero, poco dado a la vida mundana, y mucho menos a la mediática. Cuando se inició la guerra familiar, Jean-Victor contrató los servicios de Marie-France Lavarini, extrabajadora del grupo de comunicación TBWA, para lidiar con la prensa y mantenerla aleja. El heredero es un chico normal, que vive en el mismo edificio que su padres en la periferia rica parisina de Neuilly-sur-Seine, al lado de la mansión de la anciana, y que “coge el metro como todo el mundo”, según relata la consejera familiar al Journal du Dimanche.

El mayor de dos hermanos, únicos nietos de Liliane Bettencourt, de fama más bien tímido, se licenció en economía de empresa y se diplomó en el Instituto Superior de Gestión. Multiplicó las becas y trabajos de verano, incluido en la boutique Louis Vuitton de la lujosa Avenue Montaigne, e inició su incursión en la gestión del grupo como jefe de producto durante un año de Yves Saint Laurent Belleza (propiedad de L'Oréal). El año pasado, hizo una inmersión por medio mundo recorriendo diferentes filiales del imperio fundado por su tatarabuelo. Desde enero de 2011 es también miembro del consejo de vigilancia de la empresa familiar Téthys, que gestiona el patrimonio de los Bettencourt.

En los momentos más álgidos de la batalla entre Liliane Bettencourt y Françoise Meyers-Bettencourt, Jean-Victor sirvió de enlace entre madre e hija. Ahora Desde entonces éste se ocupa de gestionar el día a día de su abuela y la acompaña en algunos de sus numerosos viajes. Entre las medidas tomadas, ha despedido a uno de sus médicos, en el punto de mira de la familia, que facturaba sus servicios por 40.000 euros mensuales. Su puesto en el consejo de administración de L'Oréal le garantiza unos ingresos de al menos 50.000 euros anuales, pero el joven tiene espíritu emprendedor y no parece contentarse con esperar a escalar puestos en el grupo heredado. Hace unos meses creó con un compañero su propia empresa, l'Exemplaire, de ropa y marroquinería de lujo.

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