La rentable muerte de Whitney Houston

Una voz prodigiosa, una madrina de lujo, la llamada reina del soul, Aretha Franklin, millones de discos vendidos, seis Premios Grammy, un malogrado matrimonio, una hija biológica, un hijo adoptado y una larga adicción a las drogas que le arruinó su brillante carrera. A grandes rasgos, este puede ser el curriculum de Whitney Houston, que apareció muerta el 12 de febrero pasado, a los 48 años, en la bañera de su habitación en el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles.

Se encontraba allí para tomar parte en una fiesta en la víspera de la ceremonia de entrega de los Premios Grammy. Semanas después, la autopsia reveló que tanto la cocaína que había consumido como un trastorno cardiovascular que sufría la artista contribuyeron a su muerte.

La vida y la muerte de la protagonista de El guardaespaldas tiene pues todos los ingredientes para entusiasmar a una audiencia ávida de emociones fuertes. Así, que su familia ha pensado que si los Osbourne, las Kardashian e incluso las Eastwood disponen de sus propios realities en la televisión estadounidenses ellos no quieren ser menos y ya piensan hacer caja con un nuevo programa de telerrealidad.

El reality show se estrenará este año —en una fecha aún por determinar— en el canal de cable Lifetime y contará con la madre de la malograda artista, su hija Bobbi Kristina y su cuñada y exmanager Pat. Bajo el probable título de The Houston family chronicles (Las crónicas de la familia Houston), el espacio concentrará la atención en los esfuerzos del clan para “poder unirse y así sanar, amar y crecer”, según Rob Sharenow, ejecutivo de Lifetime.  La serie estará compuesta por diez capítulos y en ninguno de ellos aparecerá el exmarido de la artista, Bobby Brown, para muchos el causante de su errático comportamiento dentro y fuera del escenario.