Aguirre 'vs' Obama

Tengo unas ganas locas de que escampe para tirarme a cuerpo a la calle. Entre la ciclogénesis explosiva y la que está cayendo intramuros, no puede una ni salir a tirar la basura sin el burka puesto. Y yo no he palmado el adelanto de la extra de julio en fotodepilarme íntegra para ir de tapadillo. Algo así ha debido pensar Ana Rodríguez: ahora o nunca. La ex de Bono vuelve a las portadas dos años después del divorcio en inmejorable estado de revista a los 55. Que hay alguien en su corazón, confiesa, enigmática, con su melenón platino al viento. Para mí que quien se debe de estar tirando del pelo nuevo al ver lo que se está perdiendo es el padre de sus hijos.

La que no pierde ocasión de marcar territorio y de paso paquete político es Esperanza Aguirre. Aprovechando que la fiesta de la Comunidad honra a los artilleros Daoíz y Velarde, la lideresa monta una parada militar que ríete tú de las de Kim Il Sung en el kilómetro cero. Métete en madrid.org, en el apartado La Presidenta (sic), y verás por lo menos cincuenta fotos del evento, que para ayudas al cine no habrá pero para fotógrafos de cámara sí hay recursos. Alabarderos, guardias civiles, soldados de tierra y aire, policías nacionales, municipales y pseudoautonómicos. Carros, caballos, coches y motos de todo pelaje. Y ella pasando revista al personal en plan mujer de Estado, que digo yo que para deplorar tanto las autonomías está exprimiendo el cargo.

Al que no vi fue a Morenés, estaría liado o no querría hacerle sombra. Sí, ¿no caes? El titular de Defensa, un señor rubio y con los ojos azules que ha optado por el perfil bajo, y eso que tiene unos rasgos de estatua griega a lo Paul Newman que se podrían labrar en piedra. Para invitado de ídem ya estaba el ministro Gallardón a la chepa de la presidenta. Juntos pero no revueltos, que para eso ella ha barrido en su congreso con el 97,7% y él ha caído 25 puntos en las encuestas. Amigos entre sindicalistas y el artisteo no hará muchos, pero Esperanza Manostijeras domina el escenario. Por si la exhibición bélica no fuera suficiente, se aseguró su cuota de pantalla condecorando a Santiago Torrente Segura. El cineasta más taquillero y el brazo tonto de la ley apatrullando la ciudad bajo su égida. Eso es un golpe de efecto y no los que le da Morenés a la bola en el golf del Real Club Puerta de Hierro.

Al lado de semejante reina de la escena, Obama es un meritorio. Y eso que los americanos son los putos amos del espectáculo. Si ese Enterprise haciendo su último vuelo por el skyline neoyorquino antes de jubilarse no es un peliculón que venga Spielberg y lo niegue. Un F-18 atravesando las Torres Kio no sería lo mismo, diga Morenés lo que diga. Otro que lleva una semana de gloria, el emperador del mundo. Ese showman presidente haciendo de Buenafuente en la cena de los corresponsales. Ese activista de los derechos civiles sentado en el bus de Rosa Parks así como al desgaire. Ese crooner cantando por BB King con el mito delante, con dos testículos. Ese Adán afroamericano alternando con Clooney en plan fantasía animada en blanco y negro, y no sigo, que me turbo. Ese comandante en jefe arengando a las tropas en Afganistán con los Humvees de combate como atrezzo. Esperanza, no seré yo la que te critique porque te pongan los uniformes. Tal y como está el patio, que te presente armas y se cuadre a tu paso un pelotón de efectivos levanta a una muerta.