Hielo para Móstoles
FOTOS: Miguel de Guzmán
Abarcar mucho y cundir poco. Muchos centros dedicados a servicios sociales terminan convertidos en avenidas de despachos unipersonales: un montón de gente con problemas que merece un momento de atención personalizada. Así, los inmuebles se transforman en pasillos flanqueados por interminables hileras de puertas cerradas, un lugar a donde uno no quiere ir, un edificio trámite para buscar ayuda, para no tirar la toalla.
Ignacio Borrego, Néstor Montenegro y Lina Toro -dosmasuno arquitectos- han querido romper esa tónica. En Móstoles, a pocos kilómetros de Madrid, su edificio de servicios sociales se anuncia tan limpio y frío como cuidado y preparado.
Por fuera el edificio es una intervención ordenada. Destaca a pesar de respetar tajantemente las condiciones urbanísticas. Limitando el coste de su mantenimiento también habla el nuevo centro de su naturaleza de servicio y de su ética para entender la vida de tantos ciudadanos. ¿Cómo aprovechar al máximo el volumen construible, acatar la normativa y cuidar el mantenimiento sin descuidar la identidad? El estudio dosmasuno lo intenta con sumas y restas. El volumen está aligerado con la extracción de espacios que se convierten en salas de espera o lugares de esparcimiento para los trabajadores. Pero también está envuelto en una sutil piel de trámex de acero galvanizado lacado en blanco, con aperturas de 10x10cm y espesor 10cm. “Esa piel se convierte en una capa reguladora de la entrada de sol en verano y protege del intrusismo y las vistas desde el exterior, manteniendo sin embargo las vistas desde el interior”, explican los arquitectos. Esa trama teje un tenue velo de hielo que envuelve el inmueble cuidando a los usuarios y colaborando con la ciudad.
En el interior, la sala multiusos es realmente multiusos. Forma parte del acceso y se utiliza a diario. Permite, así, llevar luz al corazón del edificio. Los arquitectos explican que esa decisión explica la ambición del proyecto. También lo hace el velo que arropa y dignifica los servicios anunciando cuidado por encima de cercanía. El resultado es un edificio funcional, de gran escala y, sin embargo, delicado. Un inmueble que no anuncia espectáculo, sino ayuda, respeto, cuidado y colaboración.
Precio: Algo más de 1000 euros por metro cuadrado (incluida la urbanización).
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