El baloncesto femenino, a la tele
Por Iria Villar
Televisión Española ha firmado un acuerdo con la Federación Española de Baloncesto (FEB) para emitir 8 partidos del preuropeo femenino que jugará la selección este verano y, al menos, un partido semanal de Liga Femenina (máxima categoría) durante las dos próximas temporadas.Sin duda, una gran noticia para un deporte minoritario que, a pesar de sufrir los problemas económicos derivados de la crisis, sigue obteniendo grandes logros. La apuesta de la cadena pública por el baloncesto femenino es arriesgada, si se tiene en cuenta los bajos índices de audiencia de la liga ACB (máxima categoría masculina con la que TVE no ha renovado contrato). Lo que TVE no ha anunciado todavía es en qué canal emitirá los partidos, ni en qué horario, porque no es lo mismo que se pueda ver en La 2 que en Teledeporte, ni a las siete de la tarde en directo que a las dos de la madrugada en diferido.
La repercusión mediática ha sido la eterna asignatura pendiente del deporte femenino, sobre todo de las modalidades de equipo. Su falta de espectacularidad respecto al masculino debido a la diferencia de la condición física entre hombres y mujeres es una razón relevante, y esto, al final, tiene más peso que los buenos resultados a la hora de atraer al público. Y más público significa más patrocinadores y, por lo tanto, más dinero para una actividad mayoritariamente subvencionada.Con permiso del fútbol, hay que decir que las cosas se están haciendo muy bien en España en cuanto a baloncesto se refiere, los logros alcanzados por los chicos son de sobra conocidos, los de las chicas, menos.
La selección española femenina es la tercera del mundo, después de haber ganado el bronce en el último mundial celebrado en la República Checa en 2010. Y aunque no ha logrado clasificarse para los Juegos de Londres, España se afianza cada día como una potencia en baloncesto de mujeres a nivel de clubes. En 2011, el equipo salmantino, Perfumerías Avenida, se proclamó campeón de la Euroliga y Alba Torrens, actual jugadora del Galatasaray turco, fue nombrada Mejor Jugadora de Europa ese mismo año. El pasado 1 de abril, dos equipos españoles, Ros Casares y Rivas Ecópolis, protagonizaron, contra todo pronóstico y por primera vez en la historia,una final española de Liga Europea, que se llevó el conjunto valenciano.
Sin embargo, este hito del baloncesto femenino no acaparó ni la mitad de la atención de los medios de comunicación que había acaparado por el asunto Taurasi hace unos meses. Una jugadora del Galatasary que se negó a jugar con el uniforme impuesto por el Comité de la Mujer de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA). Una equipación más corta y ajustada que trataba de mejorar “la imagen del producto alejándose de las equipaciones extremadamente amplias, y así diferenciar el baloncesto femenino frente al masculino”, según palabras de Elisabeth Cebrián, exjugadora y miembro de este comité. Varias asociaciones feministas pusieron el grito en el cielo en contra de la FIBA, que multó con 500 euros a Taurasi por cada partido que no jugase con la equipación nueva.
La medida, que rápidamente fue tildada de machista, no se lo parecióaAmaya Valdemoro, la baloncestista española con mejor palmarés. “Me gusta la nueva equipación, lo único que no me gusta es que se imponga”, dijo. Y fue más allá, harta de la repercusión que estaba adquiriendo el asunto: “Hay asociaciones feministas que han denunciado esta medida sin ni siquiera saber cómo son el uniforme antiguo y el actual”. La jugadora internacional criticó a estas asociaciones por salir a la palestra solo ante estos casos de aparente tinte sexista. Valdemoro consideró que la actitud de estos grupos era más perjudicial que beneficiosa para este deporte. “Me gustaría ver a toda esta gente en los pabellones, apoyando realmente al baloncesto femenino”, zanjó la jugadora.
El tema de la equipación más ajustada (que tampoco lo era mucho más) es un asunto menor si tenemos en cuenta que las jugadoras de baloncesto profesionales en España no se consideraron como tal hasta que firmaron en 2008 el convenio colectivo para regular, por primera vez, sus condiciones de trabajo. Hoy en día, hay muchas jugadoras retiradas que han dedicado 20 años de su vida a este deporte sin haber cotizado ni un solo año en la Seguridad Social. Mujeres exdeportistas que hoy son invisibles para la Administración y que, con más de 35 años, se enfrentan al mercado laboral sin un solo papel que acredite su práctica deportiva. Este mismo convenio ya había sido firmado por los jugadores de baloncesto en 1990, casi 20 años de ventaja sobre las mujeres. La culpa de esto no la tienen los medios, o puede que sí… porque con una mayor difusión del deporte femenino en general y, del baloncesto en particular, las profesionales tendrían más voz a la hora de reivindicar los mismos derechos que los hombres.
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