La espía de Putin no seduce al hombre de Barack Obama
El contraespionaje estadounidense pilla a Anna Chapman en pleno coqueteo
Para la imagen de Anna Chapman, la atractiva rusa de 30 años famosa por su currículum de espía-mujer fatal, la veracidad de las informaciones sobre su pasado tiene importancia relativa. Esta semana, su nombre ha vuelto a sonar en los medios anglosajones, según los cuales la oriunda de Volgogrado intentó seducir a un alto funcionario de la administración de Barack Obama y el temor a que lograra su objetivo obligó al contraespionaje estadounidense a desarticular la red de durmientes (espías integrados en la vida cotidiana de un país que permanecen largos periodos de tiempo inactivos) de la que la pelirroja formaba parte.
Frank Figliuzzi, un alto funcionario del FBI, ha manifestado a la BBC que Chapman se había aproximado “cada vez más cerca a niveles cada vez más altos” de la administración. Tanto, que llegó a preocupar a los servicios. En el punto de mira de la rusa estaba aparentemente un miembro del gabinete de Obama, según dijo el alto funcionario en un documental titulado Espías modernos sobre el trabajo de los servicios de países como Reino Unido, EE UU y Rusia. El FBI ha desmentido una información en el mismo sentido sobre Chapman, difundida por el servicio de radio y televisión internacional del gobierno de Estados Unidos, La voz de América.
Hija de un diplomático (supuesto residente del espionaje ruso en el continente africano), Chapman fue expulsada de EE UU en julio de 2010 en el marco de un intercambio de 10 personas acusadas de trabajar para Rusia por otras cuatro, acusadas de espiar en beneficio del país norteamericano. Al volver a su patria, Anna y sus colegas en la clandestinidad fueron condecorados por Vladímir Putin. En una entrevista, el actual jefe de la administración del Kremlin, Serguéi Ivanov, compañero en los servicios de espionaje del presidente electo, confirmó que conocía a Chapman desde que era una niña. Esta información avala la vinculación ambiental de la chica con el ramo, aunque no ilustra sobre su pericia en el oficio.
Privada de su nacionalidad británica, que adquirió al casarse con un ciudadano de ese país de apellido Chapman, Anna explota sus recursos en Rusia y tiene una página web. Ha hecho sus pinitos en el mundo de la política, apoyando a un grupo de las juventudes del Kremlin, y también en el mundo del erotismo (fotografiándose en poses seductoras para la revista Maxim). Actualmente, Chapman dirige la revista Venture Business News, que se reparte gratis entre la élite política y económica. Como directora de la publicación, Chapman propone hacer propaganda de la imagen positiva de los rusos jóvenes, emprendedores e innovadores.
“Se necesitan historias de éxito del nuevo empresariado ruso, basado no en la especulación y el parasitismo a costa de los recursos naturales, sino sobre una sólida base científico técnica e inversiones de futuro”, señala. Chapman es una de las fundadoras de un fondo benéfico dedicado a niños con problemas de visión que se llama Derecho a la Sonrisa. Protagoniza además una serie televisiva bastante mediocre titulada Misterios del Mundo.
Entre las actividades de las que da cuenta su página en Internet, está la visita a una fábrica de armas rusa en noviembre de 2011 y la participación enfundada en vaqueros ceñidos y chaqueta de cuero en la semana de la moda otoño invierno 2012/2013, celebrada a fines de marzo. También figura una nota aparentemente personal en la que dice estar harta de que se escriban informaciones no verificadas (y no verificables) sobre ella. Tan harta no puede estar, porque gracias a esas informaciones o leyendas, se gana la vida, y parece que bien.
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