Violentos: ni ideología ni respeto
Ayer mi marido y yo decidimos hacer huelga y manifestarnos. Los dos somos trabajadores autónomos.
Él, periodista y editor de 35 años. Yo, traductora, correctora y profesora de español para extranjeros. Llevamos dos años sufriendo recortes en las tarifas por nuestros servicios y retrasos en los pagos y viendo disminuidos los encargos de trabajo. El pasado día 29 decidimos manifestarnos, como tanta gente, para comunicar al Gobierno nuestro descontento con una reforma laboral que creemos injusta y con el recorte de derechos sociales que tanto les costó conseguir a nuestros ancestros.
A la una del mediodía paseábamos por un lateral del Paseo de Gracia barcelonés cuando nos vimos sorprendidos por una estampida de gente. Decidimos no correr y pudimos refugiarnos en el soportal de un edificio. Aparecieron varios furgones de los mossos d'Esquadra, bajaron agentes antidisturbios parapetados con cascos y toda su indumentaria, porras en la mano, y empezaron a zurrar a diestro y siniestro, sin criterio. A mi marido le aporrearon en una pierna. De resultas, dos hematomas impresionantes y dolor al caminar, por lo que al día siguiente no pudo acudir a la editorial con la que colabora (como autónomo). Esta táctica de amedrentamiento de las autoridades sólo ha servido para determinarnos aún más a seguir luchando por nuestros derechos.
Por la tarde volvimos a la manifestación convocada por los sindicatos, manifestación que fue boicoteada por vándalos antisistema. Esa fue la foto. Nuestra foto es la de miles de personas pacíficas, como nosotros, quejándose por los abusos que sufrimos.— Ana García Novoa. Barcelona.
Me gustaría que los ciudadanos de Catalunya, organizásemos una manifestación Record Guinness de participación, en contra de los “violentos” estos que sin ideología ni respeto se dedican a destruir nuestra imagen de país y nuestra voluntad de convivencia pacífica y democratica.
Es evidente que más allá de ideas politicas distintas, somos gentes educadas, pacíficas y responsables, por ello no deberíamos permitir que un centenar de “delincuentes” consigan captar la atención general con actos vandalicos que nada tienen que ver con la idea de la manifestación, tanto de los que acudieron con de los que no lo hicieron.— M. Luisa Garriga. Campins, Barcelona.
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