Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Violencia

Las palabras de Gallardón son un insulto a la inteligencia

Violencia es no llegar a fin de mes. Violencia es soportar que las instituciones celebren el 8 de marzo con una bonita foto de los cargos públicos y sus secretarias, en un país donde se incumple el principio de igualdad en los salarios. Violencia es que los equipos de selección de personal pregunten a las solicitantes femeninas en edad fértil si tienen previsto quedarse embarazadas. Violencia es una reforma laboral que flexibiliza unos criterios de despido que discriminarán, con toda seguridad, a las trabajadoras que osen quedarse embarazadas. Violencia es que en España no exista una red suficiente de guarderías públicas, y que las privadas no desgraven en el IRPF. Violencia es la asfixiante presión mediática que soportan unas adolescentes abocadas a identificar su éxito personal con un peso, una talla y un aspecto físico determinado. Violencia es que los recortes priven de recursos a los centros de acogida de mujeres maltratadas, mientras la violencia machista desangra poco a poco este país. Violencia es que permanezcan en su cargo los jueces que culpabilizan a las víctimas de agresiones sexuales por provocar a sus agresores. Violencia es la trata de mujeres esclavas, que ejercen la prostitución en la vía pública y a la vista de todos, sin que la policía detenga a los chulos que las vigilan desde las esquinas. Violencia es que las jóvenes españolas mejor formadas de la Historia no encuentren un empleo que esté a la altura de sus capacidades.

La suma de todas estas violencias limita estructuralmente el ejercicio de la maternidad de las mujeres paradas, mal pagadas, sin familiares que puedan cuidar de sus bebés, con empleos precarios, maltratada, prostituídas y muertas.

Esto es tan evidente como que las palabras de Gallardón son un insulto a la inteligencia de todas las mujeres. También a la de los hombres, por cierto.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Sobre la firma

Almudena Grandes

Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS