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Un príncipe fuera del guion

Considerado el rebelde de la familia, renunció a los derechos dinásticos por amor y se mudó a Londres. Ahora lucha por salir de un coma profundo

Isabel Ferrer
La reina Beatriz de Holanda con sus tres hijos, sus tres nueras y sus ocho nietos en febrero de 2011. El príncipe Juan Friso aparece a la derecha.
La reina Beatriz de Holanda con sus tres hijos, sus tres nueras y sus ocho nietos en febrero de 2011. El príncipe Juan Friso aparece a la derecha. CORDON PRESS

Friso de Orange era un bebé cuando sus padres, los entonces príncipes Claus y Beatriz, le llevaron por primera vez hace cuatro décadas a la nieve en la estación de esquí de Lech. La familia real holandesa es asidua de esta pequeña localidad de un millar de habitantes, situada al oeste de Austria. A pesar de que en invierno alcanza el millón de turistas, se sienten a gusto porque tienen buenos amigos y se respeta su intimidad. El destino ha querido que la última imagen del segundo hijo de la reina Beatriz fuera tomada, hace diez días, en las mismas pistas nevadas de su infancia. Se trata de una filmación realizada desde el helicóptero de rescate que lo desenterró de un alud de nieve de 50 centímetros de grosor. Ahora que los médicos han constatado que su cerebro ha sufrido una lesión gravísima por falta de oxígeno, de difícil recuperación, ha pasado a primer plano el segundo hijo de una familia reinante que ha afrontado con entereza la desgracia.

Discreto y con gran capacidad de trabajo, Juan Friso Bernardo Christian David de Orange Nassau, nació en 1968 y estaba muy unido a sus padres, en especial el fallecido príncipe Claus. Una armonía familiar que llevaba a Friso a bromear con Guillermo, su hermano mayor, cuando jugaban. “Le podéis dar una buena tunda, pero sin matarlo. Entonces me tocaría a mí ser rey”, decía, poniendo frenético al futuro soberano de los holandeses. El hermano pequeño, Constantino, era menos bromista. Todos pasaron su infancia en el castillo de Drakenstein hasta que, en 1980, su abuela, la entonces reina Juliana, abdicó en favor de su hija Beatriz. La familia se trasladó al palacio Huis ten Bosch, en La Haya, y todo cambió. Pero no es que Friso rechazara su destino. Al contrario, se preparó a conciencia con cursos de Derecho e Historia. Es que era un chico reservado y estudioso con ansias de independencia.

Tenía además unos intereses poco frecuentes para un monarca en la reserva: aeronáutica e ingeniería mecánica. Dos carreras que terminó, junto con la de Económicas, entre 1988 y 1994. Su esfuerzo académico fue de envergadura y le valió el respeto de sus compatriotas. Su primer empleo lo ejerció en Ámsterdam, en la consultora McKinsey. De allí pasaría a Goldman Sachs International, en Londres. Desde 2004, era copresidente de la Organización holandesa para la Investigación Aplicada a la Física. En 2006 le nombraron director, también en Londres, de la inversora privada Wolfensohn&Co. En el momento del accidente, era el director financiero de la compañía URENCO, dedicada al enriquecimiento de uranio. Aunque tiene oficinas en Holanda, Alemania, Reino Unido y Nuevo México (EE UU), y él se ocupaba de todas, residía en la capital británica con su esposa, Mabel Wisse Smit, y sus dos hijas, Eluana y Zaria.

Ante un currículo de este calibre, sorprendía el carácter casi huidizo del príncipe holandés. A los 31 años, decidió que prefería llamarse solo por su segundo nombre. Para entonces, sus colegas le apodaban ya Friso Vanorange, todo junto. Una especia de contracción plebeya (van equivale, en holandés, al de español) de la dinastía que representa. A Claus, su padre, le gustaba su forma de ser porque veía que tenía espíritu crítico. Pero ocurrió algo inesperado. En el año 2001, circularon rumores sobre una supuesta homosexualidad. El hecho de que no se le viera con novias y que su trato fuera exquisito, resultaron sospechosos. Al final, se cansó del acoso e hizo saber que era heterosexual. Las habladurías cesaron de golpe.

Cuando decidió casarse, la batalla por su amor le llevaría mucho más lejos. Mabel Wisse Smit es hija de un banquero y exhibía una solidez académica parecida. Contaba con dos licenciaturas “cum laude”, en Económicas y Ciencia Política. También era aguda, emprendedora, bella y muy bien vista por la reina Beatriz. La candidata ideal. Pero Mabel guardaba un pasado que el Gobierno holandés consideró oscuro. En su juventud tuvo una relación con Klaas Bruinsma, el gánster más famoso del país, asesinado por sus rivales. Friso renunció a los derechos sucesorios y se casaron en Delft en 2004. El embrollo de su matrimonio le apartó de las obligaciones de la Casa de Orange. En la familia real, por el contrario, nadie le volvió la espalda.

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