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Drogas y deudas para Bobbi Kristina

La hija de Whitney Houston, de 18 años, cultiva una voz como la de su madre y huye del carácter de su padre

Whitney Houston posa junto a su hija, Bobbi Kristina Brown, en febrero de 2011.
Whitney Houston posa junto a su hija, Bobbi Kristina Brown, en febrero de 2011.GTRES

La recuerdan como la voz de una generación, quizá la mejor cantante de todos los tiempos. Hay quien compara a Whitney Houston con una Lady Di negra por los vuelcos que dio su vida y, sobre todo, por esa inesperada muerte temprana. Estas son algunas de las cosas que se han escrito en honor de la intérprete de I will always love you, la ganadora de 6 premios Grammy que fue encontrada muerta en la bañera de su habitación del hotel Beverly Hilton el pasado 11 de febrero cuando se preparaba para su nueva vuelta, para el futuro estreno de su primera película desde 1996 y hasta para su posible colaboración en el programa concurso The X Factor, otra versión de éxitos como Operación Triunfo o American Idol. Pero el verdadero legado de Houston, 48 años en el momento de su muerte, quedará en manos de su única hija, Bobbi Kristina, de 18, fruto de su matrimonio con el también cantante Bobby Brown. Y la herencia no es nada buena.

Sin que exista confirmación oficial ni de las causas de la muerte de Houston ni de su fortuna al momento de su fallecimiento, los primeros cálculos no son halagüeños. Según la revista Forbes, Houston vendió más de 200 millones de álbumes y sencillos a lo largo de su carrera, colocando 11 de sus temas en el número uno en ventas, incluida esa canción que dio la vuelta al mundo durante 14 semanas al frente de las más vendidas y que convirtió la banda sonora de El guardaespaldas en la más adquirida de todos los tiempos. Pero eso fue durante la primera mitad de los 90, el periodo más lucrativo de la vida de la cantante y cuando Bobbi Kristina apenas había llegado al mundo. Entonces Houston estaba entre las mujeres mejor pagadas de la industria del espectáculo, sólo por detrás de Oprah Winfrey y Barbra Streisand, y entre las primeras actrices en romper la barrera de los 7,5 millones de euros por película. Pero el éxito no fue eterno. Ni mucho menos. Zack O’Malley, de la revista Forbes, asegura que la intérprete murió arruinada sin un álbum ni una gira reciente que alimentara sus arcas y, según la página web The Huffington Post, malviviendo de los adelantos de su discográfica.

Las dudas quedarán aclaradas con la lectura del testamento de la estrella, que incluirá al menos las dos residencias de Houston en Nueva Jersey (EE UU), valoradas en 2,15 millones de euros, y ese otro piso en Atlanta que aparece como residencia de Bobbi Kristina y que Houston compró por unos 385.000 euros. La herencia también incluirá una sustancial cantidad de dinero sin determinar que Houston acababa de recibir proveniente del legado de su padre tras mantener una disputa legal con su madrastra. Fortunas todas ellas que pasarán a Bobbi Kristina como única heredera y ya cumplida la mayoría de edad.

Pero el futuro de la joven es otra historia. Si su madre falleció después de pasarse la vida luchando con su drogodependencia y tras un matrimonio abusivo junto a Brown, los mismos demonios parecen acechar a su hija, de quien se comenta una posible adicción a las drogas. “Está fuera de control”, indicó a la revista del corazón US Weekly alguien cercano a la familia que, como siempre en estos casos, prefirió no dar su identidad. Con nombres y apellidos, BeBe Winans, amigo de la cantante, desmintió categóricamente estos rumores asegurando que la chica “lo lleva fenomenal”. Sin embargo, los dos ingresos de Bobbi Kristina en un hospital de Los Ángeles a las 24 horas de la muerte de su madre hacen pensar otra cosa. La misma publicación también comenta el deseo de la familia de ingresar a la joven en un centro de desintoxicación de California esta misma semana tras su supuesta “desaparición”  acabado el entierro de su madre. Los medios estadounidense aseguran que su ausencia preocupó especialmente a su abuela materna, Cissy. En esta ocasión fue la madrina de Houston, Darlene Love, quien desmintió los rumores asegurando que la familia está proporcionando a Bobbi Kristina “amor, fe y esperanza” para superar esta muerte. “No sabemos lo que hará. Tiene 18 años. Pero me da que estará cerca de los suyos en Nueva Jersey, donde Whitney volvía una y otra vez”, añadió. Lo que extraoficialmente se comenta es que la familia quiere evitar que la joven esté cerca de su padre, a quien Cissy culpa de la espiral de drogas y problemas que acabaron causando la muerte de su hija. Bobby Brown también se ha hecho eco de esta actitud y ha asegurado que los parientes de su exesposa “están obstaculizando” las vías de comunicación con su hija.

Sin embargo, no todo el panorama es tan lúgubre para Bobbi Kristina, quien además parece haber heredado la voz de su madre. La muerte de Houston ha revitalizado sus ventas, con 27 sencillos y 3 álbumes de la cantante de vuelta en las listas de los más vendidos. Además está el estreno el próximo agosto de Sparkle, que finalmente aparecerá como la película póstuma de la cantante y la primera desde La mujer del predicador. Los estudios Sony, productores de la cinta, un remake de esa otra del mismo título de 1976, quieren potenciar este estreno como ya hicieron con el documental concierto This is it tras la muerte de Michael Jackson. La diferencia entre Houston y Jackson está en que mientras el segundo poseía los derechos de sus canciones, la intérprete tan solo era eso, intérprete. El mejor ejemplo es el caso del ya mítico I will always love you, tema que escribió Dolly Parton en 1973. La cantante country es, por tanto, dueña de los derechos de la canción por lo que su vuelta a los más vendidos principalmente beneficiará sus propios bolsillos. Lo mismo ocurre con Clive Davis, productor discográfico y el hombre detrás de Sony Music además de descubridor de Whitney Houston. Fue él quien produjo los tres primeros álbumes de la cantante así como el último y quien también obtendrá pingües beneficios de su muerte, aunque no figure en el testamento.

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