Perder la casa y el futuro

Segismundo Álvarez, jurista, hace interesantes reflexiones en su artículo Perder la casa y el futuro en EL PAÍS del 14/02/2012. Con una entrada excepcional en la que expone un ejemplo de cómo se pierde la casa y el futuro, no solo típico como bien dice, sino que es injusto y general, acarreando además un problema social. Sin embargo, las soluciones que propone para paliar este grave problema social e individualmente injusto no dejan de ser voluntaristas, aunque justas y de fácil acomodo técnico, pero que rápidamente los bancos eludirían. Arranca con supuesto falso: Juan y Marta, después de perder su casa al no poder pagarla, lo cual es lógico, continúan siendo deudores; no por haber suscrito una hipoteca, sino porque son fiadores de la misma. Al igual que el 99% de los hipotecados han sido obligados a ello, ya que el mercado no ofreció otra opción. Y es esa condición de fiadores la que los convierte en deudores de por vida. Un bien hipotecado responde en sí mismo del crédito concedido, así es la ley, pero si este crédito se avala personalmente de manera ilimitada y universal, el prestamista tiene la garantía del bien y la personal de por vida. Es justamente esta condición la que ha desvirtuado el sentido de un crédito hipotecario, y ha sido la base de la Gran Estafa perpetrada por los bancos, consentida por los gobiernos, y olvidada por los reguladores del mercado financiero.— Demetrio Vert Benavent.