Túnez: redes y medios, medios y redes
El artículo que sigue fue escrito por la ciberactivista feminista Zeïneb Toumi en 2011 y publicado en el cuarto de los Cuadernos africanos editados por Casa África, un librito que no tienen desperdicio. Un texto que por su interés para narrar la importancia de las redes sociales en Túnez, y con su permiso, traemos aquí como ya hicimos en Desafíos de la prensa africana con Cheriff Moumina Sy, presidente del Foro de Editores Africanos.
Imagen: campaña contra el control de Internet, vía A Tunisian Girl, el blog de Lina Ben Mhenni.
El impacto de las redes sociales sobre los cambios democráticos y las prácticas de los medios de comunicación en Túnez.
"No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas". (Declaración de independencia del ciberespacio. Davos, Suiza; a 8 de febrero de 1996).
Túnez es un país cuyos paisajes acogedores e irresistibles hacen de él un destino turístico preferente entre los occidentales. También es una república que se independizó de la colonización francesa merced a la resistencia del pueblo y la inteligencia de los jóvenes del movimiento nacional. Es un país que reconoció el papel clave de la mujer como ciudadana: el código de estatuto personal deja claras las ventajas que se otorgan a las ciudadanas tunecinas. Al carácter pacífico de su pueblo y su apertura a todas las culturas se le añade su afán por descubrir el mundo y avanzar (las nuevas tecnologías apasionan a la juventud tunecina). Sin embargo, Túnez vista desde el ciberespacio es distinta, las redes sociales permiten ver lo que los gobiernos se esfuerzan en esconder y lo que el pueblo quizás no se atrevía a denunciar mientras luchaba por sobrevivir. El silencio no podía durar más frente a los abusos de poder. El pueblo necesitaba desahogarse, sobre todo los jóvenes.
La revolución que unió al pueblo en la calle y en las redes sociales es fruto de varios factores: uno fue el esfuerzo del Gobierno a la hora de permitir a todos los ciudadanos acceder a las nuevas tecnologías mediante el uso de un ordenador familiar de mesa —un programa nacional que, de cara al público, permitía a todas las familias con ingresos medios conseguir un ordenador—, a precio asequible. Además bajó el precio de conexión a Internet y se promovió el acceso de alta velocidad.
Mientras los que manejaban el poder se centraron en los beneficios económicos de estos servicios, los jóvenes, más listos, encontraron en estas nuevas tecnologías una forma de evasión, de liberarse de censuras y limitaciones sociales, culturales, económicas y políticas. La sociedad tunecina es conservadora y, de algún modo, ejerce un control férreo sobre sí misma. La juventud, por su parte, es por naturaleza soñadora y tiene el deseo de cambiar el mundo. La televisión, el fútbol, los festivales musicales y las manifestaciones culturales no son accesibles para todos. Tampoco lo es Europa, el sueño de todos los jóvenes, en donde creen que encontrarán mayor libertad y bienestar.
Por el contrario, Internet permite que todo sea posible, no se requieren visados, basta con un proxy para sortear las censuras. Internet es el medio para el disfrute y el descubrimiento de todo lo prohibido. El alto nivel de escolarización de los jóvenes tunecinos les ha permitido superar las barreras de idiomas, de tecnologías y accesos. Relacionarse con los demás, tunecinos o de otras naciones, enriqueció el conocimiento y permitió además la creación de varias redes de información. Lo que no se puede decir o hacer en la vida real hoy, no forma parte ya de nuestros sueños sino que se realiza en Internet, el mundo virtual más real y potente.
La familia de Mohamed Bouazizi muestra su retrato tras su inmolación.
Internet es un medio que ha pasado de ser una forma de evasión a convertirse en un espacio de construcción y solidaridad. En este contexto, podemos citar el ejemplo de la iniciativa de jóvenes internautas tunecinos: la cesta de Ramadán (9offet romdhan), una iniciativa originada en un foro y convertida en campaña anual desde 2004. A través de esta iniciativa, los jóvenes identifican familias necesitadas, recaudan fondos y compran productos alimenticios básicos que se entregan en la víspera del mes de Ramadán —un mes de ayuno según el calendario lunar que siguen los musulmanes practicantes y que en Túnez se celebra igual que Navidad, con cenas familiares—. La cesta de Ramadán es una iniciativa ejemplar: los internautas tunecinos no se contentan con huir de la realidad sino que además intentan mejorarla. Son muchos los factores que indican que Internet es el medio de liberación del pensamiento, si no de los cuerpos: un medio que no es solamente instantáneo y virtual sino real y duradero.
Mientras el gobierno autoritario de Ben Ali reprimía violentamente, censuraba y encerraba al pueblo, la Red se organizaba uniendo fuerzas, pruebas y argumentos para condenar a los enemigos de las libertades y de los derechos humanos y luchaba por un mundo más justo. Difundir verdades e informaciones en la Red tiene la ventaja de que llega a más gente y provoca un impacto en un tiempo record.
Éste ha sido el caso de la emisora independiente Radio Kalima, que ha desafiado a la censura para convertirse en la voz del pueblo, denunciando sin miedo los abusos. Si hoy esta radio ha ganado el Premio de la Libertad de Prensa es como reconocimiento a sus esfuerzos a la hora de cumplir el deber de la prensa, sin depender de ni responder a los intereses de los gobiernos. El equipo de esta radio tuvo que abandonar el país, después de sufrir amenazas y torturas durante la dictadura de Ben Ali, lo que no les impidió seguir retransmitiendo.
Tener un ordenador con acceso a Internet en Túnez fue susceptible de convertirse en un crimen. Catorce jóvenes internautas, entre ellos algunos menores, de la ciudad de Zarzis fueron detenidos en 2003 por el delito de navegar por Internet. Una detención ilegal y fuera de lo común. Toda la información acerca de esta detención y su puesta en libertad fue difundida por Internet, en concreto a través de la web ReveilTunisien.org (el despertar tunecino).
La detención y el juicio no respetaron las normativas legales, pero aún así los implicados tuvieron que cumplir condena por haber accedido a webs prohibidas.
En efecto, en Túnez el acceso a Internet se realizaba bajo el control de la Agencia Tunecina de Internet (ATI). Cualquier "abuso" era susceptible de ser castigado. Pero los abusos, según esta agencia, no eran los que pueden afectar al orden público sino los que molestaban al gobierno autoritario o a familias corruptas en estrecha relación con el poder. En definitiva, a enemigos de la libre expresión. Mientras la ati cumplía con su cometido, los internautas aprendieron a evitar su censura mediante el uso de los proxys. En este caso, la censura promovió la inteligencia, la creatividad y el uso activo de las nuevas tecnologías.
Un ejemplo es el joven cantante y ciberactivista BendirMan, que dedicó toda una canción a explicar el uso del proxy para evitar la censura y seguir navegando.
Un gobierno que pretendió albergar la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (SMSI) en abril 2005, sin haber resuelto aún el caso de los internautas de Zarzis. De este evento, muchos recordarán el discurso de apertura que pronunció Samuel Schmid, presidente de la confederación suiza en aquellos tiempos, y que puso un énfasis especial en la importancia del respeto a la libertad de expresión y los derechos humanos, reprochando a la ONU que contara en su seno con miembros que no respetaban estas libertades. Schmid dejó claro entonces que todos los asistentes a la cumbre y también aquellos que estaban fuera (los tunecinos) deben tener derecho a acceder libremente a la información. No obstante, este discurso no se difundió a través de la televisión tunecina, a pesar de que la emisión fuera en directo.
Otro hecho que confirma el control de la ATI fue la detención de la popular bloguera Fatma Riahi, alias Arabicca, en 2009, por sus críticas al sistema policial y a la cibercensura. A Fatma se le confundió con otro bloguero anónimo, _Z_, que «molestaba» al gobierno con la publicación de sus caricaturas en el blog Debat Tunisie. Ciberactivistas de muchos países y, en concreto, de los países árabes lanzaron la campaña "Todos somos Fatma", en la que cambiaron sus fotos de perfil en Facebook por las de la bloguera detenida, lo que aumentó el interés y la curiosidad de muchos internautas, que se unieron a la campaña.
El 22 de Mayo de 2010 los ciberactivistas del movimiento Nhar ala Ammar -Nhar 3la 3ammar- (expresión coloquial usada por los cibernautas para recordar que la censura sigue, pero la resistencia también) acordaron salir a la calle para denunciar la censura que padecían mediante el mensaje: "error 404". La manifestación fue reprimida, pero su mensaje llegó tanto al Gobierno como a los que aún no sabían que el silencio aparente en el país no era real. Aunque había muestras de censura, el pueblo era más rebelde y tenía menos miedo cada día. En la era de Internet el tiempo se reduce y el número de indignados se hace más grande.
LA REVOLUCIÓN DEL PUEBLO FRENTE A LA REVOLUCIÓN 2.0.
Los medios de comunicación oficiales, reconocidos y controlados por los gobiernos autoritarios, no tienen más remedio que transmitir una información que se ajuste a los intereses políticos, incumpliendo así su deber de ofrecer una información objetiva.
Todos los discursos y análisis que se produjeron tras este hecho no lograron calmar el debate en los espacios reales y virtuales. Que un joven pusiera fin a su vida en presencia de todos y en una plaza pública, frente a la entrada principal de un edificio que representaba el poder del gobierno de Ben Ali, no era un simple incidente.
Tras el suceso y para evitar que la noticia despertase un levantamiento popular, se emitieron las imágenes de la visita de Ben Ali a Bouazizi, agonizando en un hospital, y la recepción de su familia en el palacio presidencial. Puro teatro y un intento desesperado de controlar la situación. Mientras, se intentó que el entierro de este joven pasase desapercibido a pesar de que miles de personas acudieron a él. En la Red, la situación indicaba que se acercaba la batalla final.
Aunque no exista una foto del suicidio de Bouazizi, la impactante noticia no dejó indiferente a nadie y, en ausencia de los medios de comunicación formales, los cibernautas se lanzaron a una febril reacción de indignación y sensibilización. Para los ciberactivistas, no se trataba de un punto de partida sino de la gota que colmó el vaso. Un gobierno que cerraba la puerta al diálogo y la existencia de medios de comunicación que no cumplían con su misión favorecieron que otros actores asumieran el control y usaran la información para ejercer otro poder sobre el pueblo y desde el mismo pueblo, el poder de creer en la inminente sublevación: todos somos Bouazizi.
Las contradicciones en las informaciones transmitidas por los canales de radio y televisión tunecinos frente a las imágenes vivas que publicaban los cibernautas en varias redes sociales, sobre todo en Facebook, fueron el punto de partida de la Revolución Tunecina.
Mientras que la mayoría se conectaba para echar vistazo a los vídeos y guardaba silencio por miedo, los blogueros activistas y muchos tunecinos en el extranjero se expresaban abiertamente y mostraban su indignación ante la noticia de la inmolación del joven tunecino, los suicidios de gente desesperada, la represión policial y, sobre todo, el silencio, la indiferencia y la pasividad de los medios de comunicación y de un gobierno que aseguraba respetar y defender los derechos humanos y la libertad de expresión y que recibió, desgraciadamente, el apoyo de Gadafi y el gobierno francés para reprimir a su pueblo.
Desde el 17 de diciembre de 2010 (fecha en la que se inmoló Bouazizi), el ciberespacio se ha visto reconocido como la única fuente de información fiable, que ya no se limita a compartir vídeos entre grupos de amigos sino que también reúne a personas que defienden la misma causa. Canales de televisión de reconocido prestigio como Al Yazira y France24 transmitieron en directo lo que estaba pasando en Facebook, sin gran esfuerzo de montaje, mostrando los vídeos e imágenes de las revueltas que sacudían el país, siempre apoyados en los testimonios de los ciberactivistas tunecinos.
El ciberespacio no inventaba los hechos, tampoco modificaba las informaciones y la falta de profesionalidad se podría considerar incluso como un factor positivo, ya que los hechos llegaban tal cual, sin análisis, sin montaje, sin mentiras. En las redes sociales todo el mundo ha podido ver los vídeos y mensajes de las primeras reacciones del pueblo de Gasserine y Sidi Bouzid, en el centro y oeste del país: pequeños grupos de personas atravesando las miserables calles de un pueblo empobrecido y las primeras frases sencillas y directas.
"El trabajo por méritos, banda de ladrones". Esta frase se pronunció en Túnez y dio la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Otra frase quiso ir más allá: "Pan y agua y No a los Trabelsi" (la familia de la esposa del presidente Ben Ali lleva el apellido Trabelsi y es consideraba una temible mafia por el pueblo tunecino). El pueblo, humilde y sencillo, rompió las cadenas del miedo y el silencio.
Las redes sociales permitieron que todos se informaran. Para los usuarios de las redes sociales era sencillo subir vídeos y también verlos, pero compartirlos costaba a veces, por miedo al sistema de control férreo que todos los tunecinos conocían y temían. Los ciberactivistas, por su parte, difundían los videos, los comentaban, expresaban indignación y llamaban el pueblo a solidarizarse y no creer las mentiras que emitía la televisión tunecina. Algunos sintieron la necesidad de conocer todos los detalles y se desplazaron hasta los centros de las revueltas, tal como lo hizo la ciberactivista Leena Ben Mhenni, usando su imagen fiable en la Red para confirmar y denunciar las violencias policiales.
La última quincena del 2010 en Túnez testificó la indignación en las redes sociales y las represiones policiales violentas (que causaron muertos y heridos). Sin embargo, los discursos del presidente Ben Ali (el del 28 de diciembre 2010, el del 10 de enero 2011 y el último del 13 de enero 2011) no le sirvieron para nada. Sus comparecencias ante los tunecinos dejaron claro al pueblo que la situación era alarmante y que, mediante sus discursos, el gobierno de Ben Ali mostraba su miedo a un gigante que estaba despertando: un pueblo reprimido, una juventud frustrada, una censura mediática que ha durado demasiado tiempo.
Internet sufría limitaciones y censuras: no se podía acceder a Youtube, ni a dailymotion ni a muchos blogs; muchas cuentas de Facebook y Twitter fueron bloqueadas o tenían un acceso limitado ya antes de las revueltas. Estos hechos hicieron que parte de la información se centralizase a través de Facebook, algo que dificultaba la posibilidad de controlar a todos los usuarios, pues cerrar el acceso a esta red social era imposible y contaba con más de dos millones de cuentas en Túnez.
Mientras el Gobierno intentaba desmentir los testimonios y reprimir las revueltas que llegaron a la capital, los vídeos jugaron un papel clave en la transmisión de mensajes entre colectivos liberales, intelectuales y sindicatos, lo que muestra que las revueltas no fueron cosa de un grupo desfavorecido, sino una causa común:
— La indignación de los periodistas, que habían perdido el interés y la confianza de los lectores pero se mostraban activos en la web y en las redes sociales. Este colectivo se expresó mediante textos anónimos o subiendo los vídeos de las reuniones de sus sindicatos. Era el colectivo que más presión había sufrido bajo la dictadura.
— Los abogados, atrevidos y los mejores oradores, se manifestaron en apoyo al pueblo de Sidi Bouzid y Gasserine.
— Sin olvidar a las mujeres tunecinas, elemento clave en todos los vídeos y las que más tomaron la palabra, exponiéndose ante las cámaras, un arma a doble filo, que no frenó sus voces y su coraje a la hora de denunciar los abusos del sistema y exigir, como todos, el fin de la dictadura. Las mujeres tunecinas no se expresaron aparte, no se concentraron como colectivos de mujeres o como una minoría, sino que lo hicieron como parte del pueblo.
Desde que comenzara la revolución, se han roto muchos estereotipos sobre la sociedad tunecina, conservadora y con inclinación a la cultura áraboislámica, gracias a que tanto hombres como mujeres quisieron estar presentes en la revuelta en la calle y en la Red. Jóvenes y mayores juntos exigieron democracia.
También se ha roto otro prejuicio en Túnez porque todas las tendencias religiosas y todas las creencias defendieron la libertad, la dignidad, la igualdad y el acceso a la información sin faltar al respeto ni rechazar lo diferente.
Todos y todas se movilizan, hoy en día, para lograr reconstruir el país con la Constitución como eje de un Estado democrático, legítimo y digno de ser el pionero en lo que llamamos hoy Revolución 2.0, la revolución desde la web, la revolución que no excluye al pueblo ni cede ante intereses personales.
Si hay que reconocer algo es que la revolución democrática se debe al buen uso de las redes sociales y al compromiso de los ciberactivistas. Y en el caso de Túnez, país que a finales de este año celebrará elecciones democráticas (*), si se siguen difundiendo campañas electorales transparentes y no manipuladoras, podremos decir orgullosamente "sí" a las revoluciones desde la Red a merced del pueblo. Por el momento hay mucha división y polémicas, pero también hay diálogo e intentos de convencer sin mentiras y de lograr un acuerdo ciudadano.
¿Qué futuro hay para las redes sociales y el ciberactivismo?
Las redes sociales se están llenando, cada vez más, de perfiles falsos cuyo fin último es contribuir al fracaso de la revolución. Son los enemigos de la democracia, los que buscan intereses económicos y poderes absolutos.
Hoy en día todos nos hemos dado cuenta del poder de las redes sociales y sabemos que gobiernos y poderes se han infiltrado para tener acceso a información y difundir la contra-información (en lenguaje de la Red, intoxicación).
Éste es el momento en el que deberían intervenir los medios de comunicación independientes con su profesionalidad y su buen hacer para salvar el proceso democrático y para dejar al descubierto intenciones perversas e intereses políticos no legítimos. Los medios de comunicación deben existir en la Red, no sólo para sacar información sino también para apoyar el ciberactivismo, los pueblos, la libertad y la responsabilidad de la prensa. La pasividad y la indiferencia se pueden entender, pero la traición podrá poner fin al sueño de todos los pueblos de poder vivir dignamente.
Decir que los tunecinos hicieron la revolución desde Facebook es reconocer el papel fundamental que las redes sociales han jugado a la hora de desafiar a la censura, su poder para despertar en cada ciudadano el deseo de justicia y su capacidad para permitir a todo el mundo el acceso a la realidad que los gobiernos autoritarios se esfuerzan en esconder.
La revolución tunecina ha abierto las puertas para todos: para una Red libre de censuras e injusticias, para un mundo árabe libre de gobiernos eternos e ilegítimos, para una democracia verdadera y para la libertad de acceso a la información. La revolución 2.0 es el comienzo y la vía hacia un mundo más justo.
John Perry Barlow en su manifiesto Declaración de independencia del ciberespacio (1996) dejó claro que no es legítimo que los gobiernos impongan control sobre la Red ni que se metan en ella. La independencia de los medios de comunicación dependerá siempre de la independencia del ciberespacio, creado y defendido por "yos' virtuales inmunes a vuestra soberanía".
No hay fronteras ni fórmula mágica para hacerse un hueco en el ciberespacio, sino un compromiso con el valor de defender y respetar la dignidad y la libertad.
Nota de la autora: Todas las informaciones mencionadas en este artículo son el fruto del seguimiento y la participación activa en el ciberespacio, por lo que no encontrarán referencia bibliográfica sino palabras clave que permitan a los lectores averiguar los datos libremente. Las personas y colectivos mencionados tienen perfiles en Facebook y algunos incluso sus propios blogs. [gendercoop@gmail.com]
(*) Las primeras elecciones democráticas se celebraron en octubre pasado y las ganaron los islamistas moderados de Ennahda con un 41,5% de los sufragios.
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