_
_
_
_
Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Una cena italiana

José Carlos Capel

La semana pasada Nicoletta Negrini me había invitado a una cena. A una convocatoria muy especial en la que teníamos que ejercer de cocineros. Vaya compromiso, cocinar para un grupo reducido de expertos y, además, en la “Accademia del Gusto” (www.accademiadelgusto.es) donde mi amiga concentra sus actividades. Como me permitió elegir primero yo me aferré a una receta que más o menos controlo, el risotto con hongos boletos (fungi porcini) Por su parte Alberto Luchini, también periodista, se decidió por los gnocchi con salsa de tomate, mientras que la propia Nicoletta optó por un tiramisú al estilo de su madre.

De lo que nadie nos había advertido es que la monitora de esta mini escuela de cocina, la encantadora Enrica Barni, iba a contribuir con algunos platos. Lo que faltaba. Como estamos en Navidad se descolgó con el famoso cotechino con alubias en lugar de lentejas, que es lo típico en fin de año. Así que después de unos embutidos excelentes que incluían la espléndida mortadela de la familia Negrini, de un jamón de San Daniele magnífico y de varios quesos de envergadura dimos cuenta de un menú que casi acaba con nosotros.

Da lo mismo. No es esa la cuestión sino la abrumadora calidad de los gnocchi que preparó Luchini. Llegó a las 20,30 horas y los terminó en menos de 30 minutos, incluida la salsa. Todo con una rapidez pasmosa. Es cierto que le habían facilitado las cosas y se encontró con las patatas pasadas por un pasapurés fino.

Le he pedido la receta porque me pareció magnífica.

Gnocchi con salsa de tomate

“Ingredientes para 8 personas:

Se asan en el horno dos kilos de patatas viejas envueltas en papel Albal, se pelan en caliente y se trituran con un pasapurés. Cuando el puré esté casi frío se amasa con 200 gramos de harina fina. Cuanta menos harina y más brazo se aplique al amasado más esponjosa y delicada resulta la masa. Luego se cogen pellizcos y se convierten en rulos de un centímetro de diámetro que se cortan en piezas de 1,5 cm, más o menos.

Para la salsa se pone en una sartén un chorrito de aceite, se salpimenta, se añade cayena, una pizca de nuez moscada y orégano, a ser posible fresco. Cuando el aceite esté caliente se vuelca una lata grande tomate natural y se deja reducir a fuego medio-lento. Si el tomate estuviera muy ácido se corrige con azúcar.

En una olla con agua hirviendo se van echando por tandas los gnocchi que se escurren cuando salen a flote.

Se colocan en una fuente por capas como si se tratara de hacer una lasagna. Primero un lecho de salsa, luego una capa de gnocchi, otra de salsa, una de queso parmigiano rallado, otra de gnocchi, otra de salsa, otra de queso…”

Me dijo Lucchini que él era partidario de tomarlos con un vino blanco, un verdicchio de Bucci añejo, por ejemplo, en lugar del Barolo que estuvimos bebiendo

Aunque mi risotto salió bien, lo tengo demasiado visto. También me encantó el tiramisú de Nicoletta que comentaré otro día.

Se engañan los que piensan que la cocina italiana es sencilla. Precisamente porque sus recetas son tan fáciles no tienen defensa. Solo si se les da el punto exacto llegan a convertirse en memorables.

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_