Una cena italiana
La semana pasada Nicoletta Negrini me había invitado a una cena. A una convocatoria muy especial en la que teníamos que ejercer de cocineros. Vaya compromiso, cocinar para un grupo reducido de expertos y, además, en la “Accademia del Gusto” (www.accademiadelgusto.es) donde mi amiga concentra sus actividades. Como me permitió elegir primero yo me aferré a una receta que más o menos controlo, el risotto con hongos boletos (fungi porcini) Por su parte Alberto Luchini, también periodista, se decidió por los gnocchi con salsa de tomate, mientras que la propia Nicoletta optó por un tiramisú al estilo de su madre.
De lo que nadie nos había advertido es que la monitora de esta mini escuela de cocina, la encantadora Enrica Barni, iba a contribuir con algunos platos. Lo que faltaba. Como estamos en Navidad se descolgó con el famoso cotechino con alubias en lugar de lentejas, que es lo típico en fin de año. Así que después de unos embutidos excelentes que incluían la espléndida mortadela de la familia Negrini, de un jamón de San Daniele magnífico y de varios quesos de envergadura dimos cuenta de un menú que casi acaba con nosotros.
Da lo mismo. No es esa la cuestión sino la abrumadora calidad de los gnocchi que preparó Luchini. Llegó a las 20,30 horas y los terminó en menos de 30 minutos, incluida la salsa. Todo con una rapidez pasmosa. Es cierto que le habían facilitado las cosas y se encontró con las patatas pasadas por un pasapurés fino.
Gnocchi con salsa de tomate
“Ingredientes para 8 personas:
Se asan en el horno dos kilos de patatas viejas envueltas en papel Albal, se pelan en caliente y se trituran con un pasapurés. Cuando el puré esté casi frío se amasa con 200 gramos de harina fina. Cuanta menos harina y más brazo se aplique al amasado más esponjosa y delicada resulta la masa. Luego se cogen pellizcos y se convierten en rulos de un centímetro de diámetro que se cortan en piezas de 1,5 cm, más o menos.
Para la salsa se pone en una sartén un chorrito de aceite, se salpimenta, se añade cayena, una pizca de nuez moscada y orégano, a ser posible fresco. Cuando el aceite esté caliente se vuelca una lata grande tomate natural y se deja reducir a fuego medio-lento. Si el tomate estuviera muy ácido se corrige con azúcar.
En una olla con agua hirviendo se van echando por tandas los gnocchi que se escurren cuando salen a flote.
Se colocan en una fuente por capas como si se tratara de hacer una lasagna. Primero un lecho de salsa, luego una capa de gnocchi, otra de salsa, una de queso parmigiano rallado, otra de gnocchi, otra de salsa, otra de queso…”
Aunque mi risotto salió bien, lo tengo demasiado visto. También me encantó el tiramisú de Nicoletta que comentaré otro día.
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