Street View: un viaje más allá de la realidad
Para emprender un apasionante viaje no hace falta irse muy lejos. A veces basta con cruzar la calle para darse de bruces con un enigma.
En la primavera de 2007, una flotilla de coches de Google equipados con cámaras empezó a recorrer las las calles de ciertas ciudades estadounidenses para el proyecto Google Street View (GSV): fotos panorámicas a nivel de calle, accesibles desde la web y asociadas a Google Earth y Google Maps, dos aplicaciones gratuitas que ofrecen mapas por satélite de toda la Tierra. Después le llegó el turno a otros países, entre ellos España.
En este mapa se puede ver su cobertura actual :
Las cámaras de Google trabajan automáticamente, con la imparcialidad propia de las máquinas y sin ningún propósito artístico. Pero sacadas de contexto, estas instantáneas de lo cotidiano pueden devenir en algo insólito, como la bolsa danzarina de Américan Beauty (1999), de Sam Mendes: pura belleza efímera.
El artista canadiense Jon Rafman utiliza Street View para recorrer el planeta sin salir de su casa. Selecciona las imágenes insólitas que encuentra en sus viajes virtuales, las enmarca y las va colgando en galerías de arte o en Internet. Como las cámaras de los coches de Google tienen nueve objetivos, bautizó 9-eyes (Nueve ojos) su proyecto, al que pertenecen estas fotos:
También se basan en Street View los trabajos del fotógrafo alemán Michael Wolf: Transparent City (La ciudad transparente)o A series of unfortunate events (Una serie de sucesos desafortunados):
Apoyándose en el mismo concepto, Alfred Hitchcock dirigió en 1954 La ventana indiscreta (Rear Window), una de sus películas más redondas, sutilmente fetichista.
En Blow-Up (1966), de Michelangelo Antonioni, traducida en España como Deseo de una mañana de verano, tampoco las cosas son lo que parecen ser.
En este filme, Thomas, un fotógrafo de moda interpretado por David Hemmings, descubre al revelar las fotos tomadas en un parque londinense (Maryon Park) algo que su ojo había pasado por alto, pero no así la cámara. El personaje está basado en un fotógrafo real: David Bailey. Las imágenes de abajo son de la película.
La fotografía revela su secreto cuando, tras sucesivas ampliaciones (blow up, en la jerga en inglés de los fotógrafos), se convierte en una imagen casi abstracta, desligada de la realidad de la que procede. Blow up está inspirada en el cuento Las babas del Diablo, del escritor argentino Julio Cortázar, que aparece como cameo en un plano de la misma. A ver si acertáis quién es.
Blade Runner (1982), de Ridlet Scott, emplea un recurso parecido, jugando con la identidad y las trampas que nos tiende la memoria: ¿somos quienes creemos ser? ¿realmente nos pertenecen nuestros recuerdos?
Y vosotros, ¿soñáis con unicornios, como Harrison Ford? ¿Sabéis qué secretos esconden vuestras fotos de vacaciones? ¿Y las de vuestra primera comunión?
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