Nueva inquilina en La Moncloa

Elvira Fernández, Viri, y Mariano Rajoy, en el balcón de Génova. / CRISTÓBAL MANUEL

Solo una mujer de la decena de dirigentes del PP que anoche salió al balcón de Génova a celebrar la victoria histórica de este partido no se dedica a la política. Es, junto al propio Mariano Rajoy, una de las pocas que también estuvo allí hace casi cuatro años. Cuando las tornas eran otras, cuando el candidato, que se presentaba por segunda vez, perdió unas elecciones pese a que las encuestas le eran favorables y quienes salieron al balcón estaban más preocupados por quitarle el puesto que por compartir la responsabilidad. Ella no. Elvira Rodríguez, Viri, la esposa con la que tiene dos hijos, saltó entonces del segundo plano para abrazarse a Rajoy, en un gesto que parecía querer abarcar todo el peso de la derrota.

Entre esa imagen de la noche del 9 de marzo de 2008 y la que anoche se produjo en el mismo lugar han pasado casi tres años. Y reflejan el viraje que ha hecho el candidato, de la derrota a la victoria triunfal. Porque ayer todo el país pudo contemplar en directo cómo el futuro presidente celebraba su victoria al mismo estilo que le ha retratado durante todos estos años: sin alharacas. Solo se salió de su propio comedimiento para besar en los labios a su esposa.

Elvira Fernández es una mujer muy discreta, siempre ha buscado mantenerse en un segundo plano -solo se la ha podido ver en actos públicos con ocasión de las campañas electorales en las que Rajoy ha sido candidato-, a pesar de la extensa carrera política de su marido, que lo ha sido todo en política: concejal, diputado autonómico, presidente de Diputación, vicepresidente de la Xunta, ministro de tres carteras diferentes y, ahora, presidente.

Y tiene la firme intención, en consonancia con los deseos del PP, de mantener esa misma discreción, ahora como nueva inquilina de La Moncloa. Aunque no tanto como su antecesora, Sonsoles Espinosa, la esposa de José Luis Rodríguez Zapatero. En el PP reprochan a esta que haya rehuído de algunas labores de representación y, en muchas ocasiones, haya dejado a Zapatero solo en los viajes y visitas oficiales.

Fernández es de Pontevedra, procedente de una familia acomodada, y allí también fue donde conoció a su marido, con el que compartía la misma pandilla. Se hicieron novios cuando él bordeaba la cuarentena, lo siguió a Madrid y se casaron en la Navidad de 1996, cuando Rajoy ya era ministro del primer Gobierno de José María Aznar. Desde entonces viven en un chalé en Aravaca, puerta con puerta de la vivienda de la hermana del futuro presidente.

Pero Fernández no es una típica ama de casa. Al contrario, es una economista especializada en la gestión de contenido audiovisual, ha trabajado en Antena 3, en Admira y, ahora, en Telefónica Contenidos. Solicitó una excedencia de su puesto para acompañar a su esposo durante la campaña electoral y está en el aire si regresa ahora que la familia Rajoy, con dos niños de 12 y 5 años, se ha convertido en la segunda del país, tras la Casa Real.

Ella, por elección propia, ha desempeñado el papel de cuidar de los hijos, mientras él apostaba por la carrera política. Pero quienes conocen a la pareja explican que ella es un pilar fundamental para él. No milita en el PP, ni decide, pero sí opina, agregan las mismas fuentes. Y Rajoy tiene muy en cuenta su criterio.

Sin embargo, ella se cuida mucho de mandar en la sombra, como sí hacía la esposa de Aznar, Ana Botella. La hoy concejal del Ayuntamiento de Madrid no tenía entonces cargos orgánicos en el PP, pero sí decidía y todo el mundo lo sabía en el entorno del expresidente popular. Hasta el punto de que acabó teniendo una carrera política propia. Nada más lejos de las intenciones de Elvira Fernández.

Tampoco disputará el puesto de primera dama a la Reina, como trató de hacer Botella, que puso en aprietos a los servicios de protocolo, al tratar de buscarse un papel institucional como esposa del presidente del Gobierno. Este no es un cargo oficial y, por tanto, no tiene contenido. No pasa de mera acompañante del jefe del Ejecutivo en actos y viajes oficiales. Punto.

Otra cosa es el papel que ejerza internamente en La Moncloa, si finalmente la familia se muda al palacio presidencial. Rajoy dejó caer en una entrevista en Antena 3 que no le gustaba especialmente este traslado y recordó que tampoco había ocupado las dependencias oficiales en el Ministerio del Interior cuando fue ministro. Pero aclaró después que irá a La Moncloa si es su obligación. Sea en este palacio, o en su casa de Aravaca, Elvira Fernández será testigo de excepción de los pasos que de en los próximos cuatro años el presidente del Gobierno.