"Javier, nada es imposible"

Y el feudo cayó. Esa frase resumía anoche los comentarios de victoria que se repetían en la sede central del PP andaluz. Solo faltó un suspiro para ampliar su victoria hasta los 10 puntos, lo que hubiera significado la ansiada predicción: la mayoría absoluta para el PP en las próximas elecciones autonómicas, meta de los populares nunca lograda. Con el 96% de los votos escrutados, apenas les faltó un punto para alcanzar esa decena deseada. Aún así, en Andalucía lograron una abultada victoria con 33 diputados (45,6%) frente a los 25 del PSOE (36,4%) y los dos de IU (8,2%). Las elecciones municipales de mayo ya habían adelantado que la marea azul era imparable también en Andalucía: casi siete de cada 10 votos de los 557.956 nuevos que logró el PP en el conjunto de España provenían de la comunidad andaluza.

El líder de los populares andaluces, Javier Arenas, compareció a las 23.10 ante unos 300 fieles para avisar: "Cambiaremos el Gobierno de la Junta de Andalucía. Y lo haremos en los próximos meses", vaticinó. "Lo más importante es que desde mañana ganaremos la batalla a la crisis y al paro. Estoy seguro de que Andalucía tiene solución. Gracias por vuestra confianza", añadió. Unos minutos antes, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, le arengó: "Javier, nada es imposible".

La ocasión en la que el PP estuvo más cerca de ganar las elecciones en democracia fue en el segundo triunfo de Aznar en 2000, cuando la distancia con el PSOE se redujo a 3,2 puntos. Ayer se produjo el vuelco radical hasta sumar 9,3 puntos sobre el PSOE con el 94% del escrutinio. Sin embargo, la alegría no era total, porque las encuestas habían otorgado entre 14 y 15 puntos de diferencia. Los votantes socialistas reaccionaron a tiempo ante la anunciada debacle de su formación. "Casi, casi llegamos a los 10 puntos", confiaba un miembro del equipo de Arenas.

"Ganar en la provincia de Sevilla sería la hostia. Y claro, ganar en todas las provincias también. En cuanto a la ventaja, si dan 10 puntos, fantástico, pero si dan ocho no nos vamos a hacer el haraquiri", explicaban fuentes populares. Pero al final no pudo ser y Sevilla se le resistió al PP y Alfonso Guerra supuso el rescate del PSOE como cabeza de lista por la única provincia andaluza que lograron los socialistas.

La gran pregunta para los populares era si los esfuerzos de última hora de los socialistas para movilizar a sus fieles surtirían efecto y desbaratarían la gran ventaja que a priori les otorgaban tanto el CIS como la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS: en torno a los 16 y 17 puntos. La ventaja finalmente se redujo a nueve puntos. Desde hoy, solo resta asegurar el voto conquistado anoche hasta las elecciones autonómicas del próximo marzo y sumar algunos miles de votos más hasta lograr que Arenas conquiste San Telmo.