En seco y en crudo

En la calle Puerto de Tarancón, en Vallecas, las parcelas son todavía pequeñas y los edificios de escasa altura. Buena parte de esas casas de los años sesenta son de autoconstrucción. Allí levantaban sus viviendas quienes llegaban del campo dispuestos a iniciar una nueva vida en la ciudad. En ese marco, Rafael Guridi y Cristina Tartás idearon una vivienda levantada con piezas económicas y prefabricadas.

 

Materiales sin maquillar, sin tratar, sin acabar, “en crudo” y también en seco. La casa Guardiola-Babecka, en el Puente de Vallecas madrileño, es una vivienda levantada, enteramente, con piezas prefabricadas. Materiales ligeros y baratos, fáciles de conseguir. Construcción rápida (8 meses en los que “el agua estaba prohibida”, explican los arquitectos). La idea era la de rendir homenaje a la autoconstrucción, evitando maquinarias pesadas y oficios húmedos. Así, la vivienda es casi como una “casa Ikea”. Está pensada con la idea utópica de que el propio usuario, cargado de paciencia, pudiera llegar a montarla.

Pero no resulta fácil montarla. Como no lo fue diseñarla. Para lidiar con una limitación en la edificabilidad, la vivienda -que cuenta con un estudio, dos dormitorios, un taller y una zona de invitados- juega entre ocho niveles distintos (dos por debajo del suelo). Por eso un ascensor y una escalera central forman su columna vertebral y resuelven las circulaciones.

Los arquitectos entregaron a la propiedad tres pantallas de hormigón de las que cuelga toda la obra. Luego el dueño –ingeniero- Jesús Guardiola, coordinó los oficios e hizo de constructor.

El contenedor, de acero, está atornillado a una estructura metálica. En un mecano de semejante tamaño el orden era fundamental. Cuentan los arquitectos que todos los tornillos son idénticos, hay muy pocos tipos de perfiles de acero y todos los pueden manejar dos operarios. No se necesitan máquinas. A pesar de los pocos medios, el sistema funcionó. Ni se desmontó ni se repitió ningún elemento. La fachada se colgó en dos semanas, la cubierta en una y las instalaciones tienen las redes vistas. Este recurso de la arquitectura industrial permite revisarlas en cualquier momento, sin destrozos, sin picar.

Hoy en la casa hay un garaje y un patio con jardín. El sótano ocupa toda la parcela y está iluminado por patios ingleses. Los espacios son diáfanos entre las dos fachadas. Solo los baños están encerrados en mamparas chapadas en rojo, amarillo o azul. No hay más pintura. El suelo está forrado de parqué. que también se colocó en seco sobre rastreles.

El patio envuelve la vida familiar. En fachada están ubicados la cocina y los cuartos de baño. También un patinillo de instalaciones que recoge toda la maquinaria de la vivienda (incluida la del ascensor) en apenas un metro cuadrado.