Luchadoras con premio (y Rajoy se va antes de que lo reciban)
Por Charo Nogueira
Flotaba un ambiente de cambio de tercio. En el salón del Consejo General del Poder Judicial, los dos máximos dirigentes del PP, Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal (presidenta también de Castilla-La Mancha), tomaban asiento en primera fila, frente a los ministros Caamaño y Pajín, que compartían estrado con el resto de las autoridades. Las premiadas, entre dos fuegos y con siglas opuestas, estaban allí por lo mismo, por su lucha por en pro de la igualdad. Eran la ex vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y la diputada popular Carmen Quintanilla. El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género las galardonaba ayer junto con la activista y ex ministra mozambiqueña Graça Machel (que no pudo asistir) por su lucha contra las agresiones machistas. Rajoy y Cospedal, junto con la concejal Ana Botella, salieron de estampida antes de que ellas tuvieran el premio en la mano. El ambiente quedó en suspenso.
Como en otras ocasiones, en este premio que va por su séptima edición hubo más de media docena de discursos centrados en la lucha contra la violencia que sufren las mujeres por serlo, “esta desagradable lacra”, en palabras de la consejera de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Regina Plañiol. También el presidente de Poder Judicial, Carlos Dívar, recurrió al mismo término en un discurso con tono de homilía y en el que tuvo “un recuerdo a todas las mujeres que nos han dejado por esta lacra que todos sufrimos como una lanzada en nuestro corazón”. Al glosar la figura de la premiada ausente, el magistrado aseguró “África es un continente que no debemos de saber dónde está, porque la injusticia persiste en él”.
Fernández de la Vega comenzó por rendir homenaje a la premio Nobel de la Paz Wangari Maathai, fallecida horas antes. La impulsora de las tres grandes leyes igualitarias del Gobierno de Zapatero (violencia, igualdad y dependencia) insistió en que la igualdad “es ante todo pura democracia" y debe resultar "una prioridad para todo gobernante". La equidad, la cohesión social y la igualdad de oportunidades forman parte del "núcleo duro del Estado del bienestar que no podemos sacrificar". Era un alegato, una defensa cerrada de aquello que ha defendido siempre. Y también, un aviso a navegantes de la flamante consejera de Estado. A esas alturas, la dirigente popular de mayor rango en la sala era la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría.
Carmen Quintanilla, una veterana política que comenzó su carrera en UCD y que ha impulsado casi en solitario el mayor paraguas de asociaciones de mujeres de España, Afammer -implantada en las zonas rurales- pidió que se hagahincapié en la educación en igualdad, como forma de prevenir la violenciamachista y alcanzar el día en que las mujeres dejen de sentirmiedo.Un día que tarda en llegar.
Foto: Mondelo (Efe)
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