Prisión provisional para el secuestrador de Vallecas
Comenzará a cumplirla en una unidad de psiquiatría del Gregorio Marañón, donde permanecerá custodiado hasta que reciba el alta médica y sea trasladado a prisión
El titular del Juzgado de Instrucción número 38 de Madrid, en funciones de guardia, ha ordenado esta tarde el ingreso en prisión comunicada y sin fianza para el hombre que irrumpió armado el sábado en un bar de Vallecas, donde retuvo durante cuatro horas al dueño de local y a un empleado ocasional y amigo de este. El atracador pasó ayer lunes a disposición judicial tras prestar declaración en comisaría, en la que reconoció que sólo quería llamar la atención por la su angustia personal al estar en paro. El suceso se resolvió sin heridos y sin necesidad de intervenir por la fuerza.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), el juez le imputa dos delitos de detención ilegal -por retener al dueño del bar, Tomás Carmona, de 43 años, y a su amigo Elías, de 26 y de El Salvador-, otro de tenencia ilícita de armas prohibidas -llevaba un arma que resultó ser de fogueo- y dos delitos de amenazas. Juan Carlos A.L, de nacionalidad española, nacido en 1964 y vecino de la zona, se encuentra en dependencias judiciales desde el sábado y comenzará a cumplir la prisión provisional de forma inmediata en una unidad de psiquiatría del hospital Gregorio Marañón, donde permanecerá custodiado por la policía hasta que reciba el alta médica. En ese momento se le trasladará al centro penitenciario correspondiente, ha añadido la misma fuente.
Los hechos ocurrieron sobre las siete de la tarde en el bar Tomás, situado en el número ocho de la calle Puerta de Canencia, cuando el hombre, calvo y de barriga, entró en el establecimiento y encañonó a su propietario, que acababa de llegar de hacer unas compras. Casi cuatro horas duró el cautiverio de los dos rehenes y la angustia de sus familiares. La esposa del propietario del bar, Francisca Antolín, estuvo en todo momento en contacto telefónico con la policía cuya mediación fue clave para que el secuestrador se entregara y los retenidos quedarán libres y a salvo.
La policía tuvo conocimiento del suceso por la llamada que se hizo directamente desde el bar a petición del secuestrador. Antes minutos antes del desenlace, la policía no habló con el secuestrador sino que se comunicaba con él a través del dueño del establecimiento, lo que dificultó las tareas de mediación. En el transcurso del cautiverio, amenazó sobre todo al rehén de 26 años, al que amenazaba en el pecho y la cabeza con la pistola de fogueo y en el cuello con un cuchillo.
A cambio de los dos rehenes, Juan Carlos pidió un coche de alta gama -un Porsche Cayenne- lleno de gasolina, un chaleco antibalas, una sábana para cubrirse a la salida del bar, un casco y unos guantes de látex. Sin lograr ninguna de sus exigencias, a las diez y media se produjo la primera comunicación directa entre los negociadores y el atracador en las que les anunció su intención de entregarse.
En el momento de la rendición, el secuestrador no opuso resistencia y salió semidesnudo para mostrar que no iba armado. La pistola la dejó en el interior del bar. Según los dos policías que mediaron hasta conseguir que el secuestrador se rindiese y dejase libres a sus rehenes, es un parado que quería "llamar la atención" sobre su "situación de angustia personal".
El supuesto atracador, que rechazó llevarse el dinero de la caja e incluso pagó las bebidas que consumió durante el tiempo que permaneció en el interior del bar, no estaba bajo los efectos de las drogas o el alcohol pero sí admitió estar en tratamiento por depresión, agregaron los agentes. Hasta hoy, no tenía antecedentes penales de ningún tipo.
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