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"Somos pocas en las academias. Pero no quiero cuotas"

Ricardo de Querol

Es una delicia conversar con Margarita Salas, la investigadora española más reconocida, incluso (o sobre todo) para un lego en ciencias como el que suscribe. Salas, que fue discípula de Severo Ochoa y a sus 72 años se niega a jubilarse, charla sobre lo humano y lo divino con voz serena, ideas claras y aplastante sensatez en un rincón de su laboratorio en el Centro de Biología Molecular. El especial de los 35 años de EL PAÍS era la excusa para reflexionar sobre la crisis y sobre los indignados; sobre los problemas de la investigación y la educación; sobre si cabe Dios en la ciencia, clonaremos personas o crearemos vida artificial (lea aquí la entrevista completa).

Su condición de mujer no pretendía ser objeto de debate, cansado como está el periodista de preguntar a las entrevistadas, y solo a ellas, si se sienten discriminadas o cómo concilian carrera y familia. Pero es imposible revisar la trayectoria de esta química y académica, que ha dedicado 44 años de su vida a estudiar un único virus, sin detenerse en sus inicios en los primeros años 60, cuando apareció en un mundo académico y científico en el que no se tomaba en serio a las mujeres. Ella lo cuenta sin rencor pero sin edulcorarlo. Su director de tesis en la Complutense, Alberto Sols, prefería dirigirse directamente a su marido -el también químico Eladio Viñuela- que a ella. Años después Sols reconocía que había minusvalorado a aquella joven inquieta, de la que pensó que como era mujer debía encargarle "algo poco importante".

"Yo lo pasé muy mal en esa época porque era invisible. No pintaba nada en el mundo científico", recuerda. "La mentalidad de la época era que las mujeres no valíamos para la investigación".

"Ahora en la mayoría de laboratorios hay más mujeres que hombres. Y en las universidades, y en los hospitales", explica. "Es verdad que ocupan todavía los puestos inferiores, pero hace 40 años éramos muy pocas las que empezábamos y menos aún las que seguían. Yo no era la única mujer en la universidad, pero mis compañeras, al acabar la carrera, se casaban y se dedicaban a su familia. Hoy día la mujer que se lo propone sigue su profesión y deja la maternidad para más adelante. Es lo que yo hice. Me casé a los 24 años pero mi hija la tuve a los 37. Fue una pionera en ese sentido".

Margarita Salas conoce como nadie las academias. A ver quién puede competir con su currículo: es miembro de la Real Academia Española, de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la Academia Europea de Ciencias, de las norteamericanas de Microbiología y de Ciencias y Artes... Y si el mundo científico y universitario de los 60 era hostil para la mujer, hoy se discute sobre si las academias están a la altura de los tiempos. La polémica arrecia sobre la de Historia, que apenas incluyó mujeres en su muy polémica enciclopedia biográfica (la misma que ensalzaba a Franco), pero es una de las pocas academias en que no participa Salas y evita criticar su trabajo. Pero apostilla: "Me voy a centrar en el tema de la mujer. Somos muy pocas. En la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, a la que yo ingresé en el año 1988, la segunda mujer [Pilar Bayer] entró el año pasado, en 2010. Y ahora hay una tercera académica electa [Ana María Crespo]. En la Española hay una mentalidad de que hay que meter más mujeres. Cuando ingresa un académico, es escoltado por los dos más recientes, y por primera vez en la historia uno [Pedro Álvarez de Miranda] fue acompañado por dos mujeres [Soledad Puértolas e Inés Fernández-Ordóñez]". Lo celebra.

¿Apoya entonces la discriminación positiva? "Yo no quiero cuotas. Ni discriminación positiva ni negativa. Ni que se nos dé algo por ser mujeres ni que se nos quite. Creo que las mujeres vamos a llegar a donde tengamos que llegar por nuestra capacidad y nuestro trabajo".

Mujeres como ella, en efecto, no han necesitado cuotas. Pero no olvidan la de obstáculos que sortearon hasta llegar a donde están. Y aplauden que se vayan removiendo, aunque sea demasiado lentamente.

Comentarios

Pues en el Siglo XIX se pueden inmaginar que la cosa estaba peor, os dejo un articulo sobre el trabajo no reconocido a unas meteorólogas españolas del S.XIXhttp://journals.ametsoc.org/doi/abs/10.1175/2010BAMS2807.1
Con tiempo no priorizando siempre a la familia y cargándose de razones se consigue. Las cuiotas no gustan a nadie. Pero el problema no es sólo si las debe haber para mujeres sino el que las hay masculinas. Es decir, al establecer una promoción en igualdad de méritos o, incluso, desigualdad. E incluso en el caso de mujeres que no tienen familia o tienen pocos hijos. En puestos de dirección has de hacer como si fueras un hombrecito aún que no tiene más ocupaciones que su trabajo. Eso es una realidad. Lo otro fantasias. No hablo de los puestos políticos cuyo mérito principal es ser del partido. Eso es otro mundo en el que vale más un peón que uno que piense por si mismo.
Lo de las cuotas es una aberración. Tener un jefe inútil, sea hombre o mujer, sea o no de cuota, sea o no del partido de turno, es contranatura. La igualdad real se producirá con las modificaciones legales y el paso del tiempo. No por mucho madrugar amanece más temprano.Mi admiración para la Sra. Salas.Saludos,Bartulik.
"Su condición de mujer no pretendía ser objeto de debate, cansado como está el periodista de preguntar a las entrevistadas, y solo a ellas, si se sienten discriminadas o cómo concilian carrera y familia."Perdón??? Señor de Querol, quizá si, como buen periodista, revisa los datos de horas de trabajo de cuidado y en casa que emplean hombres y mujeres en España se le pasará el cansancio y entenderá que aun es importante conocer cómo algunas mujeres logran acercarse al techo de cristal, y muy pocas, romperlo.
Me han mostrado un enlace que puede servir para el tema:http://www.laindependientedigital.com/prado-esteban-diezma.html
El tema de las cuotas siempre me ha causado dudas y confieso que he pasado, paulatinamente, de estar en contra a estar a favor e incluso que, a veces, aún dudo, por eso respeto mucho las opiniones fundadas que puedan estar en contra y más viniendo de una mujer como la señora Salas.Lo que no respeto demasiado son las opiniones no fundadas sobre el tema de las cuotas, especialmente las contradicciones. Porque, ante situaciones evidentes de desigualdad, motivadas por razones que no afectan a la capacidad de desempeño y, sobre todo, ilegales según nuestra Constitución ¿Cuando es adecuado y cuando no usar el sistema de cuotas? ¿Para personas con minusvalías físicas sí y para mujeres no? ¿Para estudiantes sin recursos sí (sistemas de becas) y para mujeres no? ¿Para minorías étnicas sí y para mujeres no? Y, analizando con cuidado la realidad social, seguro que aparecen muchas medidas a favor de diversos grupos sociales que tienden a eliminar las desigualdades pero, que no tienen tan mala fama como las cuotas de mujeres... ¿Cuotas sí o no? Yo prefiero responder en función de la eficacia de la medina, no lo veo como una cuestión de principios.
En primer lugar, mi admiración por Margarita Salas. Estoy absolutamente de acuerdo con ella. Tampoco encuentro lógicas las cuotas. Sólo cuando se tenga en cuenta la valía intelectual femenina, se conseguirán auténticos logros. No procede que nos regalen nada ni que se nos niegue algo si lo merecemos. Ya va siendo hora de que se admita que la inteligencia "no tiene sexo". Todos, hombres y mujeres, saldríamos ganando. Y, por supuesto, también la Sociedad.
Considero que las cuotas imponen una limitación absurda a la mujer. Aparentemente puede parecernos que las cuotas son mejor que nada, pero es que yo creo que hay sectores, como los que cita la propia Margarita Salas, en los que es de esperar que la proyección de la mujer en los próximos años supere con creces cualquier cuota impuesta. Al menos sería lo deseable. En mi opinión, debería considerarse la bondad de las cuotas caso por caso.
Yo he preferido llegar más tarde a querer una cuota. No sólo por el tema de ser mujer sino por razones de independencia que eran las principales y a las que sumaban (o restaban) las otra.. Pero, añado, llegas cuando sería un escándalo que te dijeran que no. es decir cargándote de razón y cuando nadie puede venir con la historia de que te dedicarás a los hijos .... Pero he oído y visto por tres veces promocionar a un ayudante-hombre antes que a un ayudante-mujer con el argumento de que el primero es hombre y ha de mantener a la familia y que la segunda tiene niños que cuidar. Se da la casualidad de que la segunda sigue casada y los niños van creciendo y el primero se divorció y no tiene hijos.. Al menos eso, el que la mujer deba no tener familia o que esconder a la familia para promocionarse es una suerte de cuota masculina o que resta posibilidades a las mujeres. Incluso cuando las habichuelas en casa las traen ellas en su mayoría. El argumento del "sueldo complementario" también existe, aunque la vida de muchas vueltas y acabe no siendo así en realidad. De manera que cuotas no, pero discriminación y cuotas encubiertas, tampoco. Y menos historias de familia en positivo o en negativo según el sexo. Y señoras, dejen el niño al padre que no lo va a matar y lo mismo la lavadora etc. Y no se carguen de hijos o con un marido que no los quiera en realidad.
Yo no veo las cuotas como un "mejor esto que nada" sino, como un mecanismo de cambio cuando las situaciones de desigualdad se enquistan, siendo objetivamente injustas y desproporcionadas. Si las cosas no evolucionan, quedarse esperando el milagro es poco productivo. En algún momento hay que decir basta: elige a la mujer que creas mejor para el puesto pero elige alguna, porque la evidencia dice que hay candidatas válidas suficientes, si no las ves es porque no quieres.@JuanH: He estado a punto de darte la razón sólo por lo que me ha alegrado leerte... pero me he contenido :-D
Es decir, el autor lo que más valora de la entrevistada es lo que, finalmente, da título a la nota "No queremos cuotas", que seguramente será su tesis, asustado como debe estar con que le quiten protagonismo. ¿Más cositas?
yomisma, toda la razón. Está aburrido de preguntar , dice, y lo que estamos aburridas de reclamar y esperarar nosotras! Pero no se aburre de la cuota. Respeto inmenso por estas pioneras, bueno, por esta pionera, no tuvo compañía por decenios, pero sin cuota pasan 30 años para tener un par de mujeres más. Y ya no vale decir que "no están preparadas". La cuota apura lo que llegará igual, no veo el problema.
Que las cuotas apuran lo que tarde o trmprano llegará? Pues si llegará, para que quieres las cuotas. Ah, que quieres esforzarte menos.... Que sin cuotas llegas cuando decirte "no" es imposible?? Pues yo he visto oposiciones dándose milagrosamente (repito, milagrosamente...) la vuelta en la última prueba en favor de varias mujeres. Por no hablar de segun que gobiernos de cuota, donde más de una no habria llegado ni a encargada del Mc Donald's si no hubieras sido por la cuota... Tambien he escuchado muchas cientificas decir aquello de "yo nunca he notado discrimminacion en mi carrera profesional, pero las estadisticas dicen...".... Las estadisticas dicen que de forma natural, la igualdad en segun que sectores tarda cierto tiempo relacionado, por ejemplo con que, como dice esta señora; " hace 40 años éramos muy pocas las que empezábamos y menos aún las que seguían". Lo que pasa es que muchas chicas de mi generacion (30) se escudan en las dificultades de la generacion de la señora Salas (u otras) para sus reivindicaciones. Los minusvalidos si y las mujeres no. Sois minusválidas? Las minorias si las mujeres no. Sois minoría? Estudiantes sin recursos si, mujeres no... No teneis recursos (aptitudes)? Y digo yo, para mujeres si y para hombres, por que no?? Ole las tias currantas (que anda que no hay)!!!
Sólo tengo una hija, ahora una niña. Lo que más me preocupa es su futuro. Por eso soy un acérrimo enemigo de las cuotas. Competencia hay en los dos sexos. Pero incompetencia también. Las mujeres incompetentes que están donde están gracias a la cuota hacen un gran perjuicio al futuro de mi hija. ¿Cómo puede ser que Margarita Salas, desde su admirable competencia, diga que no quiere cuotas, mientras que Bibiana Aído, por ej., cuyo CV es incomparable, y está donde está gracias a que es hija del Partido y de su papá, y ahijada de su padrino, diga que sí quiere cuotas? Es una pregunta retórica, pues la respuesta es evidente. ¿Qué tiene que hacer entonces la mujer para medrar, afiliarse al Partido de la Cuota?
Sólo tengo una hija, ahora una niña. Lo que más me preocupa es su futuro. Por eso soy un acérrimo enemigo de las cuotas. Competencia hay en los dos sexos. Pero incompetencia también. Las mujeres incompetentes que están donde están gracias a la cuota hacen un gran perjuicio al futuro de mi hija. ¿Cómo puede ser que Margarita Salas, desde su admirable competencia, diga que no quiere cuotas, mientras que Bibiana Aído, por ej., cuyo CV es incomparable, y está donde está gracias a que es hija del Partido y de su papá, y ahijada de su padrino, diga que sí quiere cuotas? Es una pregunta retórica, pues la respuesta es evidente. ¿Qué tiene que hacer entonces la mujer para medrar, afiliarse al Partido de la Cuota?
Yo sólo digo que entiendo a Margarita Salas. Ella ha llegado a lo más alto y nadie puede ponerle un 'pero', nadie. Ningún energúmeno puede decir que es gracias a una cuota, o a un enchufe, o... simplemente se lo merece, es una de las mejores en su campo y punto. Obviamente se dan situaciones de franca injusticia en algunos ámbitos y allí es dónde pueden ser útiles las cuotas, pero mi impresión es que las mujeres lo están haciendo muy bien, y que en algunos sectores es cuestión de poco tiempo el que igualen e incluso superen la participación masculina. En estos sectores, mejor no imponer cuotas, porque los resultados llegarán por sí solos. Mi humilde opinión, como siempre.@Olivia: tú con tal de llevarme la contraria...Leo a menudo este blog y me gusta, pero a veces me resulta un tanto agresivo. Besos.
Dejense ustedes de tonterias, las mujeres salen en desventaja porque nosotros los hombres no participamos en las tareas familiares. Hay mas mujeres que hombres que estudian en la universidad y el número de mujeres con doctorado es muy similar, es a partir de aqui cuando la presencia femenina mengua dramáticamente. A partir de ese momento o son solteras o nada.
La discriminación positiva y las cuotas son necesarias. Deben existir precisamente porque hay una discriminanción hacia la mujer clarísima. En España la tasa de paro ha sido siempre el doble para la mujer. Si tienes hijos, ya no te quieren o no te dan la oportunidad. Si no los tienes, entre un hombre y una mujer, el empleador normalmente preferirá al hombre. Es un hecho que haciendo el mismo trabajo, la mujer cobra siempre un sueldo menor. Es cierto que las mujeres están normalmente más cualificadas que los hombres, sin embargo, lo que dije antes, el porcentaje de paro es el doble para la mujer. En el mundo académico las mujere representan un 30% del profesorado, sin embargo, la mayoría de los licenciados son mujeres (52%), y no hombres (48%).Tienen normalmente más preparación, más títulos, más idiomas, sin embargo, los cargos altos los ocupan normalmente hombres, y etc. Entonces, cuando se habla de que cada uno se tiene que ganar lo que tiene, ¿¿¿¿¿alguien se da cuenta de que el hombre con menos méritos siempre va a tener más oportunidades????? En USA la discriminación positiva se aplica desde hace muchos años y con toda la razón del mundo!!!!!
Pues fíjate que a mí lo que me interesa es que haya buenos científicos. El que sean hombres o mujeres no solo me la pela sino que nunca me he fijado en tal cosa, aunque vosotras os encargáis de restregárnoslo a la mínima.
Pues fíjate que a mí lo que me interesa es que haya buenos científicos. El que sean hombres o mujeres no solo me la pela sino que nunca me he fijado en tal cosa, aunque vosotras os encargáis de restregárnoslo a la mínima.
Qué de cosas! Con lo que me cuesta resumir...Las cuotas, no consisten en que "te den lo que no mereces", sino en quitar los obstáculos que lo impiden. Y estoy de acuerdo con JuanH en que no son útiles en todos los casos: en el acceso al primer trabajo las cifras se han igualado mucho (en general), no tienen demasiado sentido. Tampoco se puede poner una cuota para tener 3 "Margaritas Salas", ahí sólo se puede llegar por un talento, trabajo y experiencia acumulada tan indiscutible como el suyo. El talento y el trabajo son méritos exclusivos de ella pero, para tener experiencia acumulada necesitas oportunidades... No me pasa inadvertida la anécdota de que Margarita Salas tuvo a su marido de intermediario con su director de tesis, porque el director tenía dificultades para comunicarse con las mujeres. Afortunadamente, tuvo un canal informal que le permitió superar la dificultad pero ¿Qué pasó con sus compañeras doctorandas? ¿Consiguieron superar ese obstáculo o no encontraron el canal informal de comunicación?Los pasos intermedios, las promociones, son el embudo en la mayoría de los casos y las cuotas son sólo una medida, no la única, ni la más apropiada en muchos casos.Asmodeo, si de verdad piensas que los porcentajes tan dispares en puestos de dirección son porque los hombres son en un 80% más currantes que las mujeres, debe ser que tú y yo vivimos en universos paralelos... Y estás retorciendo mi argumento, las mujeres, por el hecho de serlo, ni son minusválidas ni carentes de recursos. La frase empezaba así "ante situaciones evidentes de desigualdad, motivadas por razones que no afectan a la capacidad de desempeño y, sobre todo, ilegales" se utilizan sistemas de cuotas que nadie critica. Pero puedo darte otro ejemplo de sistema cuotas menos tergiversable: sistema de elección de funcionarios de las instituciones de la UE, proporcional a la población de cada país.Patufet, puedo reproducir tu comentario entero aludiendo a un (hipotético) hijo mío y lo poco que me gustaría que ascendiera sólo por tener reservada, de hecho, la cuota del 80% actual que tienen los hombres. Y si es por nombrar ministros que a mí me han parecido pésimos gestores puedo nombrarte varios, todos varones y de diferentes partidos que, de hecho, han disfrutado de una cuota preferente, sin que ninguna ley que obligara a ello, por cierto.Supongo que es cierto lo dices JuanH, que hay ciertos temas que se polarizan en exceso, el género, la política ... y resulta dificil argumentar con tranquilidad. Pero la experiencia reciente dice que miles de personas son capaces de debatir y ponerse de acuerdo en temas importantes. Tendremos que conservar la fe ;-)
Pues yo también pido discriminación positiva para los neuróticos/as y paranoicos/as. Los padecimientos son una carga, como pueda serlo la condición femenina -en el sentido de que resta horas de formación y de trabajo por dedicarlos al hogar-, que merman facultades en momentos de crisis.Tan importante es para los que padecen trastornos de personalidad o mentales o como se les quiera llamar que deberían también ser objeto de una atención tanto o más especial que las mujeres.Por tanto, si vamos a poner cuotas, hay que hacerlo en todos los segmentos de la sociedad, no sólo en el "género".Fornalutx
Sobre las cuotas puedo contar algo gracioso. Una amiga mia las defendia hasta que llegamos al tema de las "guapas". " No a esas no hay que ayudarles porque los hombres ya las ayudaron demasiado". Visto eso me quedo claro cual era su idea sobre las cuotas.
Olivia. Donde lees que digo que el 80% de puestos directivos se debe a que los hombres son 80% mas trabajadores? Lo ves, si tu trabajo dependiera de mi ya tendria un argumento para no dartelo y no es el que seas mujer. La comision europea tiene cuotas por paises porque los recursos se administran por paises. No tengo yo tan claro que la cuota sea por poblacion y no por PIB. Por otro lado, siguiendo tu argumento, donde estan las cuotas por raza? y por religion? y por edad? No consideraras discriminatorio que no las haya? Sufrimos diferentes leyes detro de la UE por pertenecer a paises distintos, no por ser de distinto sexo (salvo en españa, claro está). Veo que no comentas aquello de que las mujeres de 30 se escudan en las discriminaciones sufridas por las de 60 Salud
Asmodeo, tú no has dicho lo del 80-20 en el reparto de puestos de responsabiliad entre hombres y mujeres, lo digo yo. En realidad, este dato es de las estadísticas más optimistas, si te vas a las de puestos de alta responsabilidad la cosa puede andar por el 94-6. Lo que he hecho es relacionarlo con la idea que he creido entender de tu comentario, sobre que las tías currantas sí ascienden.En cuanto a las cuotas, mi argumento es que el mundo está lleno de cuotas para asegurar la representatividad que se cree conveniente y que no entiendo las críticas radicales y exclusivas a la posibilidad de usar cuotas como instrumento para favorecer la igualdad en el ámbito de la mujer. Si no estás de acuerdo, pues vale, pero no merece la pena marear más la pediz.En cuanto a las cosas que comento y las que no, pues, las que creo conveniente, como tú, supongo. De hecho la hipótesis de que me des o no trabajo me parece tan fuera de lugar en este debate, que tampoco voy a comentarla.Saludos
Lo que has hecho ha sido relacionarlo con lo que te ha dado la gana, entre otras cosas porque tampoco he dicho que las tias currantas asciendan, del mismo modo que los tios currantes a lo mejor tampoco son los que ascienden. Quien asciende es el enchufado de turno y la cuota es un modo mas de enchufe. Con la diferencia de que no es lo mismo enchufar a alguien que no puede competir en igualdad (minusvalido) que a alguien que si (mujer, rubio, judio, miembros de la peña bolística "los bolaos"... etc...). En mi opinion cuota de representatividad una, "capaces" frente a "no capaces", aunque la primera capaz que salga sea la reina de Saba. Por otro lado, me gusta el uso del impersonal que haces. Representacion que cree conveniente, quien?
Lo de las cuotas es una idiotez.Hay que dotar a las Instituciones de personas válidas, independientemente del sexo.La prueba es que las eminencias femeninas detestan las cuotas.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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