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Y Charlene dijo: "Oui"

Alberto de Mónaco contrae matrimonio civil, en una ceremonia breve y sobria

Y ella dijo "oui". Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock se convirtieron en matrimonio cuando el reloj del palacio de los Grimaldi marcaba las 17.08 de la tarde. Fue una ceremonia breve, oficiada en inglés y francés, celebrada en el Salón del Trono a la que asistieron 80 familiares. Y como en todas las bodas hubo lágrimas, esta vez las de Estefanía, la hermana emocionada del príncipe, sentada junto a una impertérrita Carolina. En las calles, los miles monegascos que seguían en el circuito de televisión la ceremonia estallaron en júbilo: ya tenían una princesa y con ella asegurado el futuro del Principado.

Vestida de manera muy sobria, con un traje de chaqueta azul cielo de Chanel, su pelo rubio recogido de manera sencilla y un suave maquillaje, Charlene se mostró como una novia emocionada y contenida en sus sentimientos y tímida también a la hora de contestar a la preguntas de Philippe Narmino, el consejero del Estado que ofició la ceremonia civil. Solo se la escuchó rotunda cuando le preguntaron si quería convertirse en esposa de Alberto de Mónaco. Respondió alto y claro en francés, si bien en otros momentos lo hizo en inglés, su idioma nativo. Una de las pocas sonrisas que se le escapó fue cuando Narmino le dijo: "Te casas con un príncipe pero también con un país". Ella mejor que nadie sabe el porqué de su matrimonio.

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Tras 20 minutos de ceremonia, el nuevo matrimonio firmó el acta con un bolígrafo especialmente diseñado por Montblanc con piedras preciosas y el anagrama de la pareja. Los testigos elegidos por la pareja fueron para el príncipe soberano Chris Le Vine, sobrino de la fallecida Grace Kelly, y Donatella Knecht de Massy, mujer de uno de los nietos de la también fallecida princesa Antonieta de Mónaco, en el caso de Charlene.

El momento más esperado llegó cuando Alberto y su princesa salieron al balcón del Salón de los Espejos para saludar al gentío que les aguardaba para aclamarles. Allí se dieron el primer beso, un beso breve y contenido, que no dejó satisfecho a los presentes que reclamaron más.

Pero la fiesta no ha hecho nada más que empezar. La jornada seguirá con una fiesta en la calle en la que se servirá un buffet preparado por el Fairmont Monte-Carlo, que contará con platos mediterráneos y algunos típicos de Sudáfrica, en honor a la novia. Además, brindarán con botellas exclusivas de Champagne Perrier-Jouet.

La celebración proseguirá con un espectáculo de música electrónica y luz dirigido por Jean-Michel Jarre, en honor de los recién casados.

En el saludo de Alberto y Charlene de Mónaco a los monegascos congregados en la plaza se ha podido ver por primera vez de forma completo el diseño lucido por la princesa: un vestido largo, en un suave azul celeste, con puntilla en puños y bajos, cubierto por una chaqueta un poco más oscura del mismo color.
En el saludo de Alberto y Charlene de Mónaco a los monegascos congregados en la plaza se ha podido ver por primera vez de forma completo el diseño lucido por la princesa: un vestido largo, en un suave azul celeste, con puntilla en puños y bajos, cubierto por una chaqueta un poco más oscura del mismo color.ERIC GAILLARD (REUTERS)

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