Turismo fluvial: cómo ser capitán de yate sin tener ni idea


Hay tantas cosas que hacer y que ver en este mundo que ni con una profesión como la mía, periodista de viajes, en la que en teoría estás todo el año viajando, te da tiempo a experimentarlas todas.
He escrito varias veces notas cortas sobre el turismo fluvial en los ríos de Francia como opción para unas vacaciones diferentes. Pero hasta ahora nunca lo había probado personalmente. Hasta ahora, porque...
... he pasado estos últimos días a bordo de un barco vivienda por el río Charente, en la región francesa de Poitou-Charentes, y tengo que confesar que: ¡¡HE ALUCINADO!!. Una de las experiencias más recomendables y placenteras que he tenido en los últimos años. ¡Una forma increíble de desconectar del mundo y deslizarte por unos paisajes de ensueño!
¿En qué consiste? Pues en muchos ríos y canales navegables de Francia (y de otros países centroeuropeos) te alquilan barcos especialmente adaptados para la navegación fluvial, con sus camarotes, baño, cocina, salón, etc. Los hay de diversa capacidad: desde 2 hasta 10 plazas. Y lo mejor de todo: los pilotas tú mismo, no tienes que llevar patrón ni marineros. Ni te hace falta el título de capitán de yate. Te dan un curso de media hora, sueltas amarras, metes gas y.... ya está. Libre como un pájaro para moverte a tu antojo por donde quieras.
Reconozco que si nunca has llevado un barco, al princicpio te metes algunas piñas contra pantalanes y esclusas varias. Pero no hay problema: el barco no se desplaza a más de 8 kilómetros hora y va forrado de protectores de goma por todos lados. Es como un coche de choque, pero con timón.
El plan no puede ser más tentador: llevas a bordo unas bicicletas, cuando ves un pueblecito que te guste, o un chateau, o un prado de mullida hierba... atracas, te bajas, te das una vuelta con tus bicis, compras un poco de vino directamente al productor, buscas unos patés, unos quesos... Y luego te montas una cenita a bordo en un recodo solitario del río o en el muelle de algún pueblecito encantador, viendo como el sol se oculta entre las arboledas.
¡Una delicia! Ideal para ir en pareja, con un grupo de amigos y, sobre todo, en familia con niños.
Estoy ya soltando amarras en el pantalán de Jarnac, en el curso medio del Charente. ¡Zarpamos!
Mañana continuará este cuaderno de bitácora.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Lo más visto
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Juan Carlos Ferrero: “Más que dolor, siento pena; los finales siempre son tristes”
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- La cúpula de Vox votó por unanimidad la destitución de Javier Ortega Smith
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”





























































