Aix: 239 habitantes, 1.000 bicicletas
Sigo por la costa atlántica de Francia. Y si la isla de Ré me pareció pequeña y tranquila, en la que estoy ahora es el epítome del relax.
Aix es la más pequeña de las tres islas que cierran el estuario del río Charentes, en la costa francesa del departamento de Charente-Martitime (las otras son la propia Ré y Oleron). Pero a diferencia de Ré, tuvo la suerte de que nunca la unieron al continente con un puente.
Así que a Aix hay que ir como se fue siempre: en barco. Y sin coche, ya que no está permitido el acceso a la isla con vehículos a motor. Cosa que así de entrada suena a petit paraíso. Y lo es.
Sus habitantes viven pendientes de las mareas, porque el ferry solo puede llegar en marea alta; en baja el océano se retira casi medio kilómetro de sus playas.
Las calles cuadriculadas del único asentamiento de Aix destilan la dulce nostalgia del tiempo que se fue. Solo existe un hotel (el hotel Napoleón), casitas bajas de al menos cien años de antigüedad, unos cuantos restaurantes y más negocios de alquiler de bicicletas que bares. Según el censo oficial, en Aix hay 239 ciudadanos y 1.000 bicicletas de alquiler. Que se quedan cortas cuando llega el verano y unas 5.000 personas invaden a diario la isla en busca de una tranquilidad y armonía que ellos mismos contribuyen a destrozar.
Por fortuna, se van en el último ferry y entonces la isla queda sumida en la misma quietud y silencio que cuando Napoleón pasó aquí sus últimos tres días en suelo francés antes de partir hacia el destierro a la isla Santa Helena.
Porque ¿os había dicho ya que uno de los atractivos morbosos de Aix es visitar la casa donde se alojó el Sire? ¿no? Bueno, pues esa será una buena historia para el próximo post.
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