El Príncipe alienta las reformas del rey de Jordania como vacuna ante las revueltas
España espera "avances sustanciales" del régimen hachemita antes de final de año
El mejor consejo, el propio ejemplo. El príncipe de Asturias ha visitado hoy Jordania con el objetivo de apoyar y alentar las reformas prometidas por el rey Abdalá II en un intento por mantener su trono a resguardo de las revueltas que recorren el mundo árabe como un tsunami. Abdalá Al Hussein y Felipe de Borbón son dos viejos conocidos. El heredero de la Corona española fue el primer mandatario extranjero que le visitó tras su ascenso al poder, a la muerte de su padre, el rey Hussein, en 1999; y Jordania fue también la primera escala fuera de España en la luna de miel de los Príncipes de Asturias, en 2004.
Siete años después, el panorama no es idílico. Las reformas aplazadas durante décadas se han vuelto ahora urgentes y el propio Rey apremia a la Comisión Nacional de Diálogo a que presente una nueva ley electoral y otra de partidos en junio. Las protestas también han prendido en Jordania, aunque con menor intensidad que entre sus vecinos. El pasado 25 de marzo, el ataque de grupos partidarios del régimen contra una manifestación opositora se saldó con un muerto y decenas de heridos. El riesgo de fractura social no es el menor en un país en el que la mayoría palestina está discriminada respecto a población transjordana.
Aunque don Felipe no ha aludido a la delicada situación política del país en sus dos discursos públicos, en la Universidad de Amman y ante la colonia española, y tampoco se sabe lo que hablaron a solas en la cena privada que Abdalá y su esposa Rania ofrecieron a los Príncipes el martes por la noche, sí ha centrado las principales entrevistas de hoy: con el presidente del Senado, Taher Mashri, que preside a su vez el foro de diálogo; y con el primer ministro, Marouf Al Bakhit, a quien el Rey nombró el pasado 1 de febrero con el encargo de impulsar un programa de reformas.
Momento trascendental
"Con esta visita se quiere traer calor, amistad y afecto en un momento trascendental para este país", aseguran fuentes diplomáticas españolas, quienes se muestran convencidas de la seriedad del compromiso de Abdalá, "que debería permitir avances sustanciales en un tiempo relativamente breve", antes de final de año. Nadie conoce la hoja de ruta ni si el objetivo final es instaurar una monarquía parlamentaria similar a la española, como reclama la oposición, pero las fuentes consultadas aseguran que el Rey hachemita "es consciente de la efervescencia que vive toda la región y de que lo mejor es tomar la iniciativa".
Aunque en Jordania no puede hablarse de un proceso de transición como el de Túnez o Egipto, tanto Masri, que era embajador en Madrid a la muerte de Franco, como Bakhit, exjefe de los servicios secretos, se mostraron interesados por la experiencia española y expresaron su propósito de consensuar las reformas; lo que tropieza con el rechazo del Frente de Acción Islámica, la fuerza mejor organizada de la oposición.
La visita de los Príncipes a Jordania, última etapa de una gira que iniciaron en Israel y Palestina, ha tenido un hueco para la prensa rosa en el almuerzo celebrado este mediodía en el Palacio Basman. Hasta 70 invitados -entre ellos, seis ministros y 17 miembros de la familia real hachemita- han agasajado a los huéspedes españoles. Abdulá y Rania recibieron en la puerta del palacio a don Felipe y doña Letizia, que llegaron en coches separados. La segunda se ausentó de la cita con el primer ministro para arreglarse para el acto: se onduló el pelo y eligió un vestido rosa palo, mientras Rania lucía un traje de chaqueta color piedra.
Los fotógrafos escrutaron hasta el más mínimo detalle de las dos mujeres, convertidas en rivales involuntarias del papel couché, como el gesto de la Princesa al inclinarse en una ligera reverencia ante su anfitriona jordana. No obstante, el exceso de glamour puede resultar contraproducente en un país con enormes desigualdades y por eso Rania prodiga en la prensa local las actividades caritativas de las fundaciones que preside.
En la universidad, el Príncipe ha inaugurado el Centro de Recursos del Español, denominado "Spanish Corner", recordado que aquí se creó en 1951 la Alianza Cervantes, que precedió en 40 años al actual Instituto Cervantes. Hoy, 400 estudiantes cursan la licenciatura de Lengua Española en Ammán y otro millar sigue alguno de sus cursos.
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