'A Mariano Rajoy le da igual'
A Mariano Rajoy no le importa la corrupción en sus propias filas, probablemente porque piensa que no tiene ningún coste político
En asuntos de corrupción, especialmente si afloran en la Comunidad Valenciana, a Mariano Rajoy, líder del PP y aspirante a presidente de España, todo le da igual. Por eso, Francisco Camps, imputado por cohecho al aceptar durante varios años trajes caros de una trama empresarial que lograba contratos a dedo de su Gobierno, seguirá siendo candidato en una comunidad autónoma donde los dirigentes populares permitieron la rapiña de dinero público de la trama Gürtel hasta en una visita del Papa a ese territorio para hablar de Dios.
A Mariano Rajoy le da igual que el juez José Flors, al que nadie ha vinculado con ninguna tendencia política y al que todos los sectores reconocen un prestigio indudable en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, haya apreciado suficientes indicios de cohecho en la actuación de Camps como para sentarle en el banquillo de los acusados.
A Mariano Rajoy le da igual que los valencianos tengan que votar como número uno de la lista del Partido Popular a un político cuya gestión está marcada por una sospecha de grave corrupción, no sólo por haber aceptado trajes sino por haber dirigido un Gobierno que ha adjudicado decenas de contratos a dedo, irregulares, a la trama corrupta que le vestía a medida en las tiendas de Madrid; y por haber presidido un partido que financiaba parte de sus actos con dinero que recaudaba la trama corrupta de empresas privadas a las que también adjudicaba contratos multimillonarios la Comunidad Valenciana.
La trama Gürtel es una asociación delictiva vinculada a Gobiernos del PP que la investigación judicial ha destapado a base de sólidas pruebas que han puesto bajo sospecha a innumerables colaboradores de Camps: desde su vicepresidente, Vicente Rambla, hasta la tesorera del partido, pasando por el vicesecretario general, la actual presidenta del Parlamento Valenciano o el que fue secretario general del PP, Ricardo Costa y hoy sigue siendo diputado de base.
Pero a Mariano Rajoy le da igual. El líder popular que quiere gobernar España no hará nada contra Camps porque, por encima de la instrucción judicial, de las pruebas logradas durante la investigación, del sentido común y ético del ejercicio de la política, está su creencia en la inocencia del presidente valenciano, que le apoyó en su peor trago cuando muchos en el partido cuestionaban su liderazgo tras perder por segunda vez unas elecciones generales.
Subido en la ola del éxito casi seguro; empujado por unas encuestas que auguran el batacazo electoral del PSOE, a Mariano Rajoy le da igual la corrupción en sus propias filas, probablemente porque piensa que no tiene ningún coste político. El código ético del PP, que impone el despido de políticos como Camps, debe tener un apartado invisible para la opinión pública, pero vigente donde se establece que todo lo dicho en esa norma no será de aplicación en la Comunidad Valenciana si quien manda en el partido se llama Mariano Rajoy.
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