_
_
_
_
Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una farmacia colgada del techo

Anatxu Zabalbeascoa

FOTO: Albert Marín

Manuel Bailo asegura que se inspiró en el vídeo de la canción de Björk All is full of love, en el que Chris Cunningham dirigía a dos autómatas interpretando el tema de la cantante islandesa, para dar con la atmósfera maquinista, precisa, y sin embargo emocionante, de la farmacia Monill. El carácter tubular, irreal, choca con la fórmula precisa de los medicamentos pero enlaza con la robótica, que parece querer instarse definitivamente en el mundo de los boticarios.

En ésta, otra farmacia más en su carrera tan cuidadosa con el interior, Bailo y Rosa Rull hacen convivir dos comercios emparentados pero con objetivos distintos: el de los productos de parafarmacia, para el cuidado del cuerpo -que es preciso ver para querer comprar-, y el de los medicamentos -que se compran sin ver y solo cuando se necesitan-. Su respuesta arquitectónica acusa esa dualidad y así, en todo el local conviven esas dos maneras de comprar y vender, con presencia y sin ella, con sugestión y sin ésta. La arquitectura trata de hacerlas convivir sin que esa cohabitación les reste fuerza. ¿Cómo potenciar mezclando? ¿Cómo resultar claro combinando?

La robótica se ha apropiado de la farmacia clásica. Un sistema informático permite seleccionar un medicamento desde un teclado y comprobar cómo éste se desplaza por cintas correderas en la cota superior del establecimiento. El trayecto es transparente. Y para llegar a los mostradores el envase se desliza por una espiral que amortigua la caída.

Para potenciar la experiencia robótica, y el carácter futurista de la intervención, Bailo y Rull emplearon un recurso pop que acerca a los consumidores, en lugar de espantarlos, a cualquier artilugio mecánico. Pintaron todo el sistema de rojo, fomentaron el uso del vidrio (para convertir en espectáculo el desplazamiento del medicamento) y dispusieron varios espejos a lo largo del recorrido para no perder de vista el proceso en ningún momento.

De esta manera, uno de los componentes del doble comercio, la farmacia, cuelga íntegramente del techo. Desde que arranca, en el almacén de cajetillas, hasta que llega al mostrador de cobro no se apoya en ningún momento de su recorrido en el suelo. La otra parte del establecimiento, la que precisa exposición, se muestra en hornacinas de madera, en cajones apilados que sustituyen a las estanterías habituales. La madera de conglomerado de nuevo subraya la diferencia entre lo pequeño, curativo y funcional (las medicinas) y lo caprichoso, ambiguo y superficial, la parafarmacia, que tantos de estos comercios ayuda a financiar hoy.

Comentarios

Acción como idea del espacio. Muy bueno.
Muy original....quiero montar una farmacia colgada del techo también..el ahorro de espacio es increible y visualmente queda muy bien
Tentador... pero el "robot" de farmacia tiene un precio muuuuy elevado, bien es cierto que es muy efectivo y cómodo. Lo veo factible para casos concretos por falta de espacio y peculiaridades similares.
El resultado arquitectónico es espectacular pero no todas las farmacias se pueden permitir el lujo de instalar un robot de estas características...
Original y espectacular!
Visualmente espectacular, dan ganas desde luego de recorrerse toda la farmacia para disfrutar de la visión.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_