El medallón, un asunto femenino

Resulta que hay falleras y falleros y que sus trajes son diferentes; que ellas gastan más tiempo en vestirse, peinarse y calzarse que ellos y que no parece que eso vaya a cambiar. Los orfebres, artesanos de la joyería folclórica, trabajan a destajo desde hace semanas para que las falleras brillen. Las falleras, porque los falleros no se animan. "Pocos hombres nos hacen encargos", afirma el orfebre Miguel Ángel Bertomeu, "alguno viene y nos pide una hebilla, un botón, pero nada, la orfebrería es todavía una cosa de falleras", afirma.

Bertomeu regenta un taller en la carrera Malilla, a escasos metros de la comisión de Laura Caballero, la fallera mayor de este año. Lleva "casi 20 años" en el oficio y recita orgulloso sus mejores logros: la bisutería de las belleas del foc de Alicante y de las falleras de primera A y los arreglos para los festeros de la Virgen de Guadalupe en México. El artesano instruye sobre ornamento fallero y diferencia dos estuches básicos, el de peinetas y el de aderezo. "El primero", dice, "está sobre los 100 euros y el otro lo puedes conseguir por unos 300". Su taller vende "más de 100 aderezos y otras tantas peinetas" estos días, piezas labradas a mano sobre latón, un material popular y asequible. "Si te vas a la plata", explica, "un aderezo ya te puede costar 800 euros".

El de Bertomeu es un estudio pequeño, familiar, atestado de virutas metálicas y cinceles desgastados. Como el suyo hay unos "20 o 25 en toda Valencia" y su área metropolitana; luego está lo de Art Antic. Esta joyería de Burjassot, especializada en el tema fallero, ganó el concurso que convocó el Ayuntamiento de Valencia en 2001 para diseñar el aderezo de las cortes de honor. Art Antic ganó y se erigió en la joyería oficial de las fiestas. "Nosotros trabajamos en oro y plata", explica David Alabadí, uno de los responsables, "nuestros estuches pueden costar desde 1.500 euros si son piezas de plata a 12.000 o 15.000 si son de oro". El taller de Art Antic resulta distinto. Está la mesa del soplete con su viejo motor de dentista, la laminadora para afinar el grosor de los metales nobles, el tablero de las perlas y los hilos de plata... Desprende un aroma algo más antiguo, "son ya 40 años", añade Alabadí.

La crisis de estos últimos años no ha afectado demasiado al ritmo de trabajo de la joyería. Alabadí asegura que lo que antes vendían en oro, ahora lo venden en plata. "Para Fallas podemos vender unos 200 estuches de peinetas; de aderezo, los números se disparan".

El caso es que en Fallas no se escatima, esa es la sensación que se respira en ambos negocios. De ahí que a los orfebres no les importe demasiado ofrecer un medallón como regalo, una auténtica moda entre las falleras, que lo prefieren cada vez más al tradicional collar. "El medallón es una invención nuestra", explica Alabadí, "desde hace más de diez años tenemos costumbre de regalárselo a las falleras de las cortes de honor". 26 colgantes con la imagen de un santo o de la Mare de Deu en el centro. Bertomeu y Art Antic han tenido sus diferencias en torno al medallón: "alguien hizo un regalo que no tocaba, cuando no tocaba"; "algunos piensan que tienen el monopolio cuando no lo tienen". ¿Será que este es un oficio con "mucho recelo"?, como dice Bertomeu.