Desastres menores
Camino de Nueva York, en el tren, para entrevistar a una madre de tres hijos, soltera, agnóstica y que a pesar de esas credenciales se convirtió en la primera mujer presidente de Chile -un país en el que hasta hace poco no había divorcio y en el que todavía no existe el aborto legal porque el tema ni siquiera está en la agenda política de tabú que es-. La mujer se llama Michelle Bachelet y desde el pasado septiembre se dedica a luchar desde la mastodóntica Naciones Unidas contra la violencia y la desigualdad ejercida sobre las mujeres de todo el planeta. ¡Buena suerte!
El tren pasa veloz por Baltimore. Sobrecoge y sorprendela extrema pobreza y el aspecto de zona de guerra de los guettosde Estados Unidos,no importa cuántas veces se haya visto, en directo o en la magnífica The Wire. Entre informes sobre violaciones sistemáticas en Congo, elevadas tasas de mortalidad durante el parto en los países subdesarrollados y ablación femenina -no, se siente, pero no es equivalente a la circuncisión-, asoma entre los papeles un librito que me devuelve a una realidad más dulce y me provoca una sonrisa. Son escenas de desastres menores provocadas por los más pequeños y que Julie Haas Brophy ha recogido en el libro Sh*t my Kids Ruined (Cosas que mis chicos se han cargado). Puede que a los padres no les hiciera ninguna gracia en el momento de los hechos, pero alguna tuvo quetener cuando los fotografiaron y guardaron la imagen.
Pedí a mis amigas a este y al otro lado del Atlántico si querían participar en un proyecto parecido. Luz y Beatriz sehan sumado, con la foto de Nolwenn, dos años y medio, pillada 'in fraganti' en el robo de chocolate -hasta la encimera se subió ella solita, desastre mediante-; con Morgann aprendiendo de su hermana Nolwenn cómo aplicar la última técnica de pintura sobre el sofá de Luz; con la pequeña Nolwenn aportando su granito de arena a la deforestación del Amazonas; con el radiador que a Bea le va a costar parte de la fianza dejada por el alquiler tras la inspiración creativa de Laia y Daniel. Las fotos del libro de Julie Haas Brophy van desde el desorden en una habitación hasta el objetivo roto de una cámara. Ahora abro la puerta a los lectores de este blog para que aportéis vuestros desastres menores, los que los hijos provocan y nos sacan de nuestras casilla pero que vistos con distancia son casi hasta entrañables. Podéis enviar las fotos a este correo y las iré subiendo al blog bureau@elpaisamerica.com(poner en el asunto: De mamas y de papas). Gracias y hasta la semana que viene.
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