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Arianna Huffington y otras 'bestias'

Ana Alfageme

Arianna Huffington y Tina Brown, al fondo, en una comida de San Valentín junto a grandes figuras del periodismo estadounidense. Foto compartida por Arianna Huffington en su Twitter.

La ví una vez, en octubre del año pasado. Yo visitaba en Washington un museo dedicado al periodismo. Al aparecer una mujer rubia, alta, en stilettos,con traje de chaqueta y un pequeño bolso, hubo cierto barullo en el espacioso vestíbulo del Newseum, coronado por la maltrecha antena que remataba una de las Torres Gemelas. Quienes parecían ser los directivos (todos hombres) le recibieron con un indisimulado cortejo. La imagen es sin duda ilustrativa. El templo donde se albergan los hitos del reporterismo y decenas de vestigios de la historia reciente se plegaba ante Arianna Huffington,la controvertida creadora de una webno menos polémica, en parte agregadora de contenidos de otros medios, con 6.000 blogueros que no cobran y solo 55 periodistas en nómina.

Huffington es una celebridad estadounidense, asidua de debates televisivos, columnista y escritora. Pero veo la razón de ese trato exquisito en que es casi el único símbolo del poder y la influencia femenina en un mundo de hombres, el de los medios de comunicación, a un nivel que sólo estuvo, diferencias históricas y culturales aparte,Katherine Graham, la editora accidental de The Washington Post.

El otro Post, el suyo,esun medio liberal que apoyó la elección de Obama y cuyos distinguidos blogueros han llevado a gala estar fuera del establishment. Es también el tercer portal de noticias más visitado del mundo, pisándole los talones al grupo de The New York Times. Una meta conseguida en poco más de cinco años con una fórmula que incluye de manera ejemplar la participación de sus lectores (consigue tres millones de comentarios al mes) y una buena presencia en las redes sociales, sin olvidar cierta estrategia para que los buscadores le encuentren, tal y como están reprochando estos días varios de sus colegas.

Huffington, nacida Arianna Stassinopoulos en Atenas hace 60 años,estaba en la capital federal porque ese fin de semana se celebraba la Marcha para Recuperar la Cordura, una movilización impulsada por un cómico de la televisiónpara plantar cara a las ideas conspiranoicas del Tea Party. La idea estalló en Facebook en pocos días. A la concentración asistieron 250.000 personas, entre ellos, las 10.000 que habían llegado en los autobuses que ella había fletado.La sucesivamente presidenta del club de debates de Cambridge, escritora de libros de autoayuda, comentarista conservadora, esposa de un magnate del petróleo con ideas republicanas, fundadora de una web para derrocar a Clinton y candidata fugaz a gobernadora de California (descabalgada tras conocerse que había pagado poco más que 700 dólares al fisco los dos años anteriores), actuaba bajo su última reencarnación liberal.

Hace pocos días nos hemos desayunado con el anuncio de que Huffington ha conquistado nuevos dominios y es más rica: dirigeHuffington Post Media Group,nacido tras la compra de su web por la languideciente empresa de contenidos y servicios de Internet America On Line (AOL), que aporta, eso sí, interesantes sitios como los tecnológicosTechCrunchy Engadget, además del conglomerado de webs de información hiperlocalPatch. Aquí explica en una entrevista junto a Tim Armstrong, el responsable de AOL, sus próximos objetivos, entre ellos potenciar los temas de mujeres y extender el reporterismo local.

La unión no ha dejado a nadie indiferente. Aquí hay un buen resumen de las reacciones. Una de las inquietudes es si Arianna mutará ideológicamente de nuevo, y eso parece.

Pues bien, ¿se ha erigido ella (con permiso de la omnipresente Oprah Winfrey)en la mujer más poderosa de los medios de comunicación?

Permitidmeun inciso.Llegué a interesarme de verdad por The Huffington Post cuando descubrí a Arianna a través de un perfil de The New Yorker.No hay personaje poliédrico, oscuro y contradictorio que no despierte curiosidad.En ese artículo se retratan las muchas aristas de una mujer que ha conocido el fracaso pero no el desánimo. Desde el tiempo en que su inglés no era lo suficientemente bueno para entender el telegrama en el que Cambridge le aceptaba, hasta su estatus de gurú mediática tecleando tres blackberrys.Alguien que maneja referencias culturales variadas, enormemente dotada para reciclar el conocimiento (bueno, fue acusada de plagio por sus biografías de Callas y Picasso) y también para las relaciones sociales (pero no para el mantenimiento de éstas) y cuya peor suerte sería que nadie le prestase atención. Ariannaha probado infinitas recetas deautoconocimientoy quiere creer, aunque cambie de creencias como de traje y que, y eso es lo que más me interesa, posee una capacidad innata para conectar a unos con otros.

El artículo, curiosamente, se titulabaEl oráculo.Si Arianna no fuese la más poderosa, sí se la podría calificar de visionaria.

A tenor de la realidad que ya estamos viviendo con el incremento del consumo de noticias a través de las redes sociales, y frente a estrategias como la de Murdoch levantando muros de pago enThe Times,comparto lo que su colaborador, el bloguero y gurú Jeff Jarvisdice sobre lo que aporta a AOL THP: “Un nuevo concepto cultural de los medios de comunicación que se construye alrededor de la valía de un flitrado de los contenidos de otros, el poder de los iguales, la economía de los enlaces, la pasión como atractivo y la celebridad como moneda de cambio”.

En una conversación auspiciada por Harper's Bazaar ambas hablan del panorama de las mujeres en los medios. Brown declaraba su espanto por la dificultad de encontrar a directivas en lo más alto de las redacciones. Relataba que muchas han dejado de competir y se han retirado con contratos a tiempo parcial: “Es una grandísima pérdida de talento. Pero con los nuevos medios digitales muchas están mirando fuera: hay empresas que se crean”. Y pone de ejemplo a su rival. Arianna le contesta que las mujeres triunfan de manera diferente que los hombres. "Aprendemos a incluir más equilibrio en nuestras vidas, a desconectar y recargarnos. El tipo de vida estresante que los hombres exhiben como una medalla... nosotras necesitamos vivir de una manera que no sea tan estresante y agotadora". La entrevistadora introduce el asunto de los medios digitales, con su ritmo de 24 horas al día, siete días a la semana. "No digo que sea fácil", contesta Huffington, "pero encuentro cada vez más mujeres jóvenes que luchan por mantener un equilibrio entre trabajo y vida privada y eso significa a menudo que ellas mismas han de crear una empresa". De momento Tina y Arianna lo han hecho.

Ambas han celebrado ayer el dia de San Valentin juntas, acompañadas de otras mujeres al mando, como Barbara Walters, Diane Sawyer,Kathy O'HearnoPat Mitchell.Christiane Amanpour,recién llegada de Egipto, donde consiguió la única entrevista con el ya ex presidente Hosni Mubarak, abandonó la comida en bici.Fotos como ésta y la que encabeza el post se pueden ver en elTwitter de Arianna:

Hablando de emprendedoras que se suman a los medios tradicionales, casi al mismo tiempo que se anunciaba la fusión AOL-Huffington Post, se conocía la llegada como directora al semanario The New York Observer, de Elizabeth Spiers, una treintañera fundadora del weblog urbanitaGawker.

¿Tenemos/tendremos en España alguna de estas bestias?Bueno, al parecer (y corregidme si me equivoco) no hay mujeres que hayan creado empresas de comunicación tan exitosas. En los medios tradicionales,tampoco hay ninguna directora al mando de los ocho grandes cabeceras informativas,según datos de la FAPE. ¿Por qué no ocurre algo similar aquí? ¿Lo que hemos contado es sólo atribuible al tópico del carácter emprendedor de los estadounidenses? ¿Se puede permitir el lujo el menguante panorama mediático español de obviar todos los talentos de mujeres que, seguro, tienen mucho que aportar? Así que...

¿A qué estáis esperando?

Comentarios

Creo que en las cabeceras de revistas si que hay mayor equilibro entre directores y directoras, no así en los periódicos de tirada larga. No se, sinceramente creo que NADA impide a las mujeres españolas llegar a lo más alto en cualquiera de las actividades que planteen o hagan, y menos, permitirme que lo diga en empresas muy feminizadas como es el periodismo. ¿¿porque no llegan?? pues no lo se. ¿¿hay resitencia masculina a que lleguen?? puede, pero si la hay es sin duda nada explicita, y me temo que ni siquiera consciente por los hombres.¿¿las mujeres no entran en esas cuitas competitivas inevitables para llegar a los altos cargos?? También me parece que hay otro poco de esto. Muchas mujeres simplmente no están motivadas para llegar a puestos muy altos, de mucha responsabilidad, saben que eso conlleva sacrificios que no están dispuestas a hacer. Supongo que será una suma de factores y que si se pretende cambiar, habrá que potenciar el cambio en todos esos factores.
Creo que en las cabeceras de revistas si que hay mayor equilibro entre directores y directoras, no así en los periódicos de tirada larga. No se, sinceramente creo que NADA impide a las mujeres españolas llegar a lo más alto en cualquiera de las actividades que planteen o hagan, y menos, permitirme que lo diga en empresas muy feminizadas como es el periodismo. ¿¿porque no llegan?? pues no lo se. ¿¿hay resitencia masculina a que lleguen?? puede, pero si la hay es sin duda nada explicita, y me temo que ni siquiera consciente por los hombres.¿¿las mujeres no entran en esas cuitas competitivas inevitables para llegar a los altos cargos?? También me parece que hay otro poco de esto. Muchas mujeres simplmente no están motivadas para llegar a puestos muy altos, de mucha responsabilidad, saben que eso conlleva sacrificios que no están dispuestas a hacer. Supongo que será una suma de factores y que si se pretende cambiar, habrá que potenciar el cambio en todos esos factores.
Estoy de acuerdo contigo, Nacho. Pero fíjate en lo que dicen Huffington y Brown sobre el deseo de las mujeres de combinar el trabajo y la vida. Seguro que si hubiera más mujeres en las cúpulas de los medios la cultura del trabajo cambiaría. De todos modos es una aspiración, esa, de hombres y mujeres, creo yo
La organización BlogHer incluyó en su conferencia del año pasado un panel para resolver precisamente esta pregunta. El debate en Estados Unidos no es sólo por qué hay tan pocas mujeres en los puestos más altos sino por qué las que ya han llegado tan lejos comparten tan poco su experiencia. Y ponían el dedo en la llaga: por qué las mujeres seguimos siendo en muchas ocasiones nuestras peores enemigas, por qué nos ponemos la zancadilla, por qué las que llegan arriba parecen no querer que llegue nadie más. Pero mejor lo dejamos para otro post...
Mi experiencia no es esa, Cristina. He conocido más mujeres directivas interesadas en que otras lleguen y en compartir su experiencia que lo contrario. O quizá es que me fijo más en esa actitud que en la otra
Hola...de acuerdo con A. Huffington, acerca de las mujeres triunfamos de manera diferente a los hombres...y es muy cierto que hay parcelas y cotos a los que no estamos dispuestas a renunciar y que por lo tanto son No Negociables y no me estoy refiriendo unicamente a la maternidad, la familia sino a ese equilibrio, paz, tranquilidad, sosiego que sentimos que necesitamos para vivir y que nos diferencia diametralmente de ellos... ...y el triunfo, el éxito es relativo y variada su concepción, depende de cada persona y de la idea que tenga o sienta lo es para ella o él...sin llegar a la dirección, gerencia u otro puesto directivo, hay personas que se pueden sentir exitosas... ...me gusta un monton éste nuevo blog y espero que siga adelante por mucho tiempoooooooooo!......saludos,
Las ciencias sociales aportan respuestas interesantes: mientras sea racional económicamente (porque, de media, cobran menos), en términos de carrera profesional, que sean las mujeres las que hacen un mayor esfuerzo para cuidar a los hijos: jornadas a tiempo parcial, bajas por maternidad, incluso salir del mercado laboral durante un tiempo, nunca alcanzaremos la igualdad. Los hombres no son malos, simplemente el mercado laboral nos castiga. Por lo tanto, las políticas públicas de ayuda a la infancia son una parte de la solución (una parte muy importante) al problema de la desigualdad en el trabajo (la teoría es mucho más compleja, sólo la resumo).
No entiendo porqué la mujer quiere integrarse en el mundo de los hombres para masculinizarse. Abrir una vía nueva sería lo idóneo. Porque la androginia funcional no tiene sentido y es un fracaso. La mujer imita lo peor del hombre y éste añora la dualidad y el reparto de roles tradicional. Las diferencias existen y son el fundamento de la distancia compatible. Se necesita urgéntemente algo nuevo. Atentamente.
Nacho, eres un machista. Las mujeres no llegan a puestos de responsabilidad en las empresas por culpa del techo de cristal, que la sociedad patriarcal ha establecido para evitar el avance de la mujer. Por eso es por lo que son necesarias las cuotas, para romper ese techo. Además, las mujeres necesitamos que una vez que estemos en esos puestos directivos, se nos proporcione el tiempo suficiente para nuestras familias y nuestro espacio de paz interior. Eso si, sin ver mermados nuestros ingresos, que sólo nos faltaría que siguieramos cobrando menos que los hombres. Cuanto cromagnon queda todavía en este país.
Que falta de informacion y muestra de ignorancia al poner de ejemplos como grandes periodistas EE UU a Arianna y Tina.
Desde mi punto de vista todavía queda mucho por hacer con el papel de la mujer en la sociedad, y de otros entes andantes, me acabo de acordar de Berlusconi y lo he tenido que soltar..en fin.Confio en el pensamiento de crisis=cambio, que movilice conciencias sobre muchos temas, y por fin la mujer eleve un pasito más su relevancia en la sociedad. Soy optimista ,y pienso así. Pero....si que hay baches por el camino. Volviendo al post, he tenido la desagradable experiencia o reveladora de toparme en empresas ¿"importantes"? con mandos intermedios, hombres y mujeres, que por frustración, no saber llevar el estrés, sentirse inseguros e infelices, o dios sabe qué, -se ven con kilos de más y les da rabia que lleves vaqueros-, terminan fastidiando a todo el que se cruza por su camino. He conocido a muy buena gente que ha logrado alcanzar un puesto directivo, y creo que mucha de ella se lo merece porque se les ve transparentes, humiles, y buenas personas.Ojo, no todos. Lo complicado es que hacer con las hienas del camino. ¿Nos ponemos a dar cursos de humanidad a estas alturas?
Primer párrafo. No es "Le recibieron..." (Leísmo al canto). Es la recibieron.... Ella fue recibida por los periodistas, por tanto objeto directo, por tanto "La recibieron".
Cristina F. Pereda | 15/02/2011 19:13:38 Lo que planteas se denomina "síndrome de la abeja reina". Ya se está estudiando en la psicología como nuevo fenómeno característico de la mujer. Ana | 15/02/2011 21:59:51, la flacia del techo de cristal ya ha sido desmentida, por ejemplo por la periodista Edurne Uriarte. http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=3248_8_196178__SociedadyCultura-Uriarte-teoria-techo-cristal-exitosa-invencion-feminista
Lo que omite el blog es el estudiuo de Alicia Kauffmann que en su estudio: "Mujeres directivas: barreras y oportunidades" determina que una de las principales causas de que la mujer no ascienda más a puestos directivos es la conciliación de estos con la vida familiar. Cuando no consigue conciliarlos ellas mismas se ponen límites profesionales. Si ellas han aceptado jugar a un juego que exige unas determinadas reglas... deben ser conscientes de las limitaciones que esas reglas van a imponer en su vida. Si el propio capitalismo económico actual requiere de personas (hombres y mujeres) a tiempo completo el problema está en el sistema o modelo económico en sí, así que los esfuerzos deberían orientarse a la construcción de un modelo económico menos salvaje sin entrar en su juego... pero eso es otra historia.
No me atrae mucho esta persona.
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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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