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Si yo te contara... Historias de los lectores

¡Qué asco de país!

Lo que no me gusta de mi país es que aquí se dice: "el que no corre vuela" o "en el salario me engañarán pero en el trabajo no". Y todos nos quedamos tan panchos

No me malinterpretéis, por favor. Soy español y me siento y enorgullezco de serlo y decirlo. Entonces, preguntaréis, ¿por qué ese título tan despectivo?

Voy a explicarme.

Lo que no me gusta de mi país es que aquí se dice: "el que no corre vuela" o "en el salario me engañarán pero en el trabajo no". Y todos nos quedamos tan panchos. ¡Mira que buenos somos! Y no, no somos buenos y lo peor aun es que se nota que no lo somos.

No podemos vivir del subsidio por desempleo como si fuera nuestro salario e incluso quejarnos cuando nos obligan a trabajar fuera de nuestra ciudad (a no más de 30 kilómetros) o nos pagan 200 euros más que lo que percibimos estando parados. Ya hemos olvidado que el subsidio por desempleo no es sustitutorio del salario ni tampoco unas vacaciones pagadas; sino una gracia que la sociedad tiene con los que se han quedado sin empleo para permitirles subsistir mientras encuentran otro.

Y que me dicen de los que cobran el subsidio por desempleo y están trabajando como si nada pasara. ¡Qué incluso veo a gente que va a fichar a la oficina de empleo con el mono de trabajo, lleno de grasa o de pintura, según sea el caso. Y qué me decís de los que lo saben, lo ven y tampoco dicen nada.

Tampoco está bien engañar a Hacienda, que aunque es el deporte nacional - por encima del futbol - y aunque suene a tópico "Hacienda somos todos". O de dónde pensáis que se paga el par y se hacen las carreteras.

Y es que en España, "quien no corre vuela", y quien cumple con su trabajo es un imbécil - total para lo que se lo van a agradecer, decimos -. Y quien dedica horas y horas de estudio para conseguir una carrera universitaria e incluso un doctorado, es un "pringao", porque, total, si al final va a ir al paro como todos.

Y luego, hacemos huelga y la culpa es del Gobierno, de los empresarios, de los sindicatos, de la Comisión europea - aunque nadie sabe ni qué es ni para qué sirve -; en definitiva, de todo el mundo, menos de nosotros mismos.

Ya olvidamos al empresario de la construcción que se hacía rico construyendo casas. No, que va, en absoluto. Pero si ellos son los culpables de la crisis. Pero, y los jóvenes peones de albañil que ganaban 3.000 euros al mes (2.000 bajo manga, libres de impuestos). ¿Dónde fue ese dinero a parar? A ya, el pobre Pedro que está en el paro porque cerro la empresa de construcción en la que trabajaba. Y ahora, ¿cómo va a llenar el depósito de su mercedes último modelo nuevecito?

Es cierto que la economía está mal y que el paro es enorme y, encima, se está cebando en los jóvenes, que, en muchos casos, siguen en casa tras cumplir los 30 años, y cuando no, se han tenido que marchar al extranjero en busca de mejores oportunidades que las que su país le ofrece.

Todo es malo. No me atrevería a decir lo contrario. Pero, no creéis que peor aún es no saber cómo se soluciona el problema. Todos los días vemos a nuestro Gobierno inventar medidas prodigiosas que, al poco tiempo tienen que rectificar. ¡Ah claro, que "rectificar es de sabios". Si no digo que no, pero tantas rectificaciones me escaman. Y tampoco es aceptable que la oposición se limite a oponerse a todo y a todos. ¿Es que nadie se da cuenta que ese no es el camino, y que vamos hacia el abismo, directa, creciente y sin remisión?

¿No ha nadie que puede arreglar esto? Menos mal que esta noche veremos a Nadal, a "La Pantoja" o a la Belén Esteban y nos olvidaremos de todo lo demás, que si no, cualquier duerme.

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