No lo cuento a mis amigos para no parecer arrogante
Los programas de televisión que reflejan la vida de los españoles en el extranjero muestra españoles muy felices, lo que no dicen es que llegar hasta aquí no ha sido tarea fácil
Soy un joven español de 27 años que hace cuatro dejó España para embarcarse en un viaje en busca de un futuro mejor. Cuando en junio de 2006 con 22 años acabe mi licenciatura en Administración y Dirección de empresas, la economía española iba como diría José de Espronceda "viento en popa a toda vela".
Durante los siguientes meses empecé una búsqueda de empleo, los puestos que se me ofrecían iban desde los 900¤ brutos al mes en una empresa de alquiler de coches para la posición de Auxiliar Administrativo de grado I a los 30.000¤ al año que me ofreció un gran Banco para sus oficinas en centros comerciales en 1 horario de 10 de la mañana a 10 de la noche, de lunes a sábado con 1 día libre entre semana. Por aquel entonces, alguien me sugirió la posibilidad de irme fuera de España. Recuerdo que mis amigos y compañeros de la facultad no entendían los motivos.
"Si acaso vete a Inglaterra de camarero a aprender ingles", me decían. Siempre tuve claro que, no estudié 5 años en la facultad, ni estudie idiomas, ni hice estudios de postgrado en Estados Unidos, para ser camarero, estudie y me forme para labrarme un futuro, estudie para poder vivir bien y poder hacer realidad mis sueños. Para alcanzar esos sueños he tenido que emigrar a Suiza, porque mi país, España, se niega a dar a los jóvenes las oportunidades que se merecen. Y aunque la imagen que transmiten algunos programas de televisión que reflejan la vida de los españoles en el extranjero nos muestre españoles muy felices, lo que la televisión no refleja es que llegar hasta aquí no ha sido tarea fácil. Hemos superado barreras lingüísticas y culturales, hemos tenido que sacrificar muchas de las pequeñas cosas que dan ese sabor dulce a la vida, vemos a nuestras familias y a nuestros amigos de tanto en cuanto y sobre todo sufrimos un vacío interior provocado por el desarraigo.
Cuando hablo con mis amigos me da lastima escuchar su situación laboral. Intento no hablarles de la mía por miedo a parecer arrogante o hacerles sentir inferiores. Mi salario triplica en la mayoría de los casos los suyos, mi horario laboral es menor que el suyo, dispongo de un mayor número de vacaciones y mi empresa me costea cursos de formación. Si alguna vez les he herido con algún comentario, espero que entiendan que lo único que reflejo es impotencia y rabia. Rabia por saber que grandes profesionales como ellos, están explotados por menos de 1.000 euros. Rabia por ver que el termino "un futuro mejor" no tiene cabida en este país. Rabia por ver como nuestros políticos cada día nos lo ponen mas duro. Rabia por no poder tener mi misma situación laboral actual, en el país que amo y al que algún día, quizás pueda regresar. Rabia, por ver que los jóvenes de hoy, en vez de soñar solo pueden optar por el pesimismo y lo peor es no poder hacer nada para cambiarlo...
Desde la distancia, expresando la incomprensión de quien esta en la lejanía.
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