Españoles de pies ligeros
Labrarse un futuro lejos de casa, sólo así salvaremos parte del gran talento que se diluye cada día en las colas del paro
Escribo esta carta sentado en el salón de mi casa, mientras la cafetera inicia a borbotear en el fuego. Vivo solo, en un digno apartamento en el centro de la ciudad. Solo e independiente, ya que mi trabajo en un banco me permite una vida holgada, sin apuros (los mil euros mensuales quedaron ya muy atrás). Cómo se consigue esto? Muy sencillo, tengo 28 años y soy un inmigrante español en Nueva York.
El trabajo duro y el esfuerzo, años de universidad, cursos, idiomas y prácticas en todos los rincones de Europa daban como resultado unas ofertas de trabajo que, en otoño de 2008, me resultaban ridículas - probablemente en el escenario actual las habría aceptado sin rechistar-. Una vez más decidí coger mi maleta y buscar oportunidades más lejos, con la diferencia de que esta vez no miraría atrás. Pasan los meses - llevo casi dos años fuera - y veo la vuelta a mi querida España cada vez más improbable. Atrás quedaron los amigos, mi familia, que ahora me tengo que conformar con ver unos días al año. Pero a cambio tengo un trabajo, un futuro, y una serie de sueños que van realizándose poco a poco.
El regimen nazi llamaba despectivamente "luftmenschafte" al tipo de ciudadano cosmopolita capaz de dejar atrás su nación por su propio bienestar. Significa literalmente "hombres de pies ligeros". Tomemos ejemplo de nuestros ancestros que, en tantos momentos de la historia, tuvieron la ligereza de pies para dejar su patria y labrarse un futuro lejos de su casa, y sólo así salvaremos parte del gran talento que se diluye cada día entre colas del paro y trabajos temporales.
Juan
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