El Ayuntamiento de Madrid realojará en viviendas públicas a los afectados del derrumbe
Los damnificados del resto de edificios no podrán volver a sus casas, al menos, hasta el lunes
Alberto y Felipe están sentados en un banco de la calle de Bravo Murillo de Madrid, ajenos a la inmensa aglomeración de vecinos, periodistas y curiosos ante el cordón policial. Acaban de perder su casa y son los hijos de Felipe Puntero, el vecino del tercero derecha, el primero en descubrir la grieta que terminó con el derrumbe del edificio de la calle Mariano Fernández número 6.
Los chavales tienen 13 y 17 años: "Estábamos todos en casa, en la misma habitación. Empezamos a oír un ruido de algo que se rasgaba, pensábamos que era el gato del vecino hasta que el ruido se hizo más grande y apareció una grieta enorme. Ahí salimos todos corriendo para avisar al resto de vecinos. Al salir vimos el hueco de la escalera abrirse".
Según el relato de los chicos, a las 21.20 estaban ya todos los vecinos abajo. Al llegar los bomberos, "unos cinco minutos después", sacaron al dueño del locutorio de la planta baja, a quien nadie había avisado. "Sí es verdad que los bomberos sacaron al dueño del local, pero cuando ellos llegaron ya estábamos todos abajo", decía la noche del derrumbamiento el presidente de la comunidad, Jesús Águeda. Esta versión, en la que coinciden todos los vecinos, contradice las declaraciones en las que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, alabó la actuación de los bomberos que "tomaron la rápida decisión de evacuar el edificio".
Los chicos intentaban esta mañana tomarse con humor haber perdido su casa, sus cosas y no saber cuándo van a poder volver a vivir bajo su techo."Bueno, tambbién he perdido horas y horas jugadas de la Play Station", dice uno de los chavales.
Durante toda la mañana los 14 vecinos afectados se han acercado a lo que queda de su casa para tratar de recuperar algunas cosas. cada uno informaba a los bomberos del objeto que querían recuperar y de su ubicación. Lo más solicitado fueron discos duros de ordenador, documentos y recuerdos. Águeda, el presidente, esperaba ante el cordón policial, que rescatasen su guitarra. "Hemos pedido cosas de gran valor sentimental, no materiales", comentó.
Los afectados que no han optado por alojarse en casas de familiares, están, de momento alojados en un hotel de Río Rosas, con comida y cena, asistidos por el Samur Social. Además, una veintena de vecinos del número 8, el edificio contiguo, también han tenido que ser desalojados, al menos hasta el lunes, hasta que se pueda determinar el alcance de los daños que tiene se su inmueble. Cuando llegue el moemnto, el ayuntamiento, ha anunciado que ofrecerá a los vecinos del edificio derrumbado la posibilidad de realojarse a través de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS).
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