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La fiesta mayor de Barcelona

Una Mercè futurista y con pocos incidentes, pero polémicos

Las celebraciones festivas se retoman tras la pausa del viernes laborable

Decenas de niños seguían fascinados, como si se tratase del flautista de Hamelín, a un androide de gran tamaño que se movía, entre simpático y amenazante, por una fábrica decimonónica. No se trata de una imagen de una película de ciencia ficción, sino de una de las escenas que se repiten en la antigua fábrica de Fabra i Coats del barrio Sant Andreu de Barcelona estos días de las fiestas de la Mercè. No sólo allí presenta aires futurísticos la fiesta. En la tarde del viernes se ha retomado, tras un paréntesis que empezó cuando el Ayuntamiento dio la primera fase de la celebración por terminada, la medianoche del jueves, el día grande.

Nada más empezar el fin de semana, montones de niños acompañados por sus padres han acudido a la Fabra i Coats. Allí, las mochilas escolares del barrio se han mezclado con las gafas de pasta de los jóvenes modernos de la ciudad. Los primeros han acudido seducidos por los espectáculos de calle que ofrecen payasos, malabaristas y bailarines. Los segundos se han acercado al Sincronia, un festival de Vijeys. "Es un encuentro entre DJs y videoartistas, que realizan videos en directo mientras se pincha música", ha explicado Xavier Torrens, uno de los organizadores.

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Patios interiores del Eixample

No sólo en la Fabra i Coats se citan las artes con las últimas tecnologías. También lo hacen en los patios interiores del Eixample, otro de los espacios estrella de esta Mercè, que conmemora el 150º aniversario del barrio. La danza y la tecnología de simulación de movimientos que se usa para hacer las películas de dibujos animados se mezclan, por ejemplo, en el espectáculo Scan Girl, que puede verse en los Jardines de la Torre de les Aigües. Y también en ese espacio, que por las tardes se llena de padres con sus hijos, convive el futurismo con el ambiente más familiar.

Más espinosa es la noche. El Ayuntamiento de Barcelona se esfuerza para que sea tranquila y por eso el jueves, víspera de un día laborable, impuso un draconiano toque de queda. A la medianoche ya no sonaba ninguna música en el centro de la ciudad, mientras la policía local seguía requisando latas de cerveza e imponiendo multas a los inmigrantes que tratan de ganarse la vida vendiéndolas. Se cumplió el objetivo: A la una, todos en casa. ¿Todos? No, los más reacios continuaron su juerga en la plaza Real, donde hubo un botellón con todas las de la ley hasta pasadas las tres.

Sin incidentes destacados

A pesar de todo, no hubo anteanoche incidentes destacables. Sí que los hubo, en la primera noche de fiestas, en la calle de Escudellers, donde una persona fue apuñalada, y en el Fórum. Allí fue agredido el empleado de un hotel. Convergència i Unió ha denunciado, además, varias agresiones sexuales a menores que la policía no ha confirmado. Sin embargo, fuentes de los Mossos d'Esquadra han admitido que se está investigando un caso.

El primer teniente de alcalde, Carles Martí, ha lamentado estos incidentes pero ha subrayado que son hechos aislados. También ha denunciado que CiU trate de "escandalizar", y ha pedido a los convergentes que "dejen de insultar la imagen de la fiesta y de Barcelona".

Les Apostrophes, uno de los grupos que actúan en la antigua fábrica de Fabra i Coats.
Les Apostrophes, uno de los grupos que actúan en la antigua fábrica de Fabra i Coats.CARMEN SECANELLA

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